Carta a la editora

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Redes sociales, salud, humanismo y eutanasia

Social networking, health, humanism and euthanasia

Señora editora:

Recientemente, los usuarios de redes sociales de Internet, fuimos testigos de un hecho cada vez más común a través de estos medios, el llamado de auxilio a los representantes políticos de diferentes países, zonas o regiones, algunos lo hacen para solicitar se detengan conflictos bélicos, otros para evitar el exterminio humano por razones ideológicas, políticas o religiosas, otros, como el caso de la ciudadana de Chile, Valentina Maureira, para solicitar su muerte, a efecto de terminar con su dolor causado por una enfermedad de larga evolución y que tendrá un desenlace fatal.

La solicitud la realizó mediante un video directamente a la presidenta de ese país, la Pediatra Michelle Bachelet Jeria, que fue insertado en el medio de comunicación globalizado llamado Internet, el cual, según reporte del día 04 de marzo del presente año, tiene 1.28 billones de seguidores en Facebook, 1 billón en YouTube, 540 millones en Google, 255 millones en Twitter, 200 millones en Instagram y 187 millones Linkedin, entre las de mayor uso [1].

Lo anterior refuerza la demanda social expresada, y no solucionada, sobre la eutanasia, tanto para pacientes pediátricos, como es el presente caso, hasta los adultos mayores, cuyos resolutivos, después de tantas sesiones de discusión en los aparatos legislativos y un sinnúmero de iniciativas enviadas por los ejecutivos, no dan respuesta satisfactoria a esta necesidad apremiante.

Para los médicos es difícil promover un acuerdo normativo que avale tal acción, puesto que sería renunciar al juramento hipocrático [2], en cuyo texto se lee:

“Velar con el máximo respeto por la vida humana desde su comienzo, aun bajo amenaza, y no emplear mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas”

Así como:

“Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo... “

En forma paralela a lo anterior está el humanismo que debe caracterizar a los cuidadores de la salud, es decir, asumir como propias las necesidades de los demás [3], evitando que el humanismo se pierda y signifique una actitud fuera de la vocación del verdadero médico. De esta manera se evitaría pertenecer a esa “multitud de desalmados” [4] o médicos deshumanizados, siendo que muchos no se deshumanizaron al ser médico, sino que ya lo eran y estudiaron medicina.

Pero no todo está determinado por decisiones de tipo personal o individual, en esta dinámica se ven involucradas las definiciones del propio sistema, tanto político, social y económico, que hace de los servidores de la salud presa fácil para la desvinculación entre humanismo y salud [5].

La hoy presidenta de Chile, la Dra. Michelle Bachelet Jeria, rompió con los paradigmas generados en torno a humanismo y salud, ya que la visita realizada a Valentina Maureira, en la Unidad Hospitalaria que la atiende, debió haber dejado en ella una sensación de alivio a su padecimiento, además de saber que la responsable de su salud, constitucionalmente hablando, dejó la investidura política y actuó como verdadera humanista, ahora queda, como tarea, seguir impulsando la aprobación de leyes que contribuyan a atender a decenas de personas que se encuentran en esta situación, ahora toca la investidura política, la aprobación de leyes que contribuyan a ello.

Lo anterior no es tarea de la presidenta, es también del aparato legislativo y del pueblo chileno en su conjunto, de las sociedades, asociaciones y colegios de médicos, enfermeras, psicólogos, y hasta grupos religiosos; ¿Qué el dolor de los otros no nos duele?