Editorial

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Decisión sobre vacunación anti-virus papiloma humano en Chile con dos dosis en vez de tres

Two doses and not three for the human papilloma virus vaccine in Chile

El cáncer cervicouterino es responsable del 9% de la mortalidad por cáncer y se ha demostrado que la infección por algunos tipos de virus papiloma humano (16 y 18) causa la mayor parte de estos tumores. Recientemente, Chile implementó un programa nacional de inmunización para abordar este problema de salud, pero han surgido voces en contra de la utilización de dos dosis de vacuna en vez de tres.

Según el Cancer Country Profile, de la Organización Mundial de la Salud (2014), Chile tiene un nivel de ingresos alto; una esperanza de vida al nacer de 83 años para mujeres, y 77 años para hombres; hubo 11 600 muertes por cáncer en el país, de los cuales 6,2% por cáncer cervicouterino; la mortalidad por cáncer cervicouterino es de 6 por 100 000 mujeres, lo que se traduce en que alrededor de 600 mujeres fallezcan anualmente por esta enfermedad. Se cuenta con un programa de tamizaje de cáncer cervicouterino en la atención primaria. El 50% de las mujeres de entre 25 y 55 años se realiza un Papanicolaou cada tres años.

En 2014, la autoridad sanitaria nacional decidió incluir la vacunación contra el virus papiloma humano (VPH) en el Programa Nacional de Inmunizaciones, utilizando la vacuna tetravalente, que cubre dos tipos de virus que dan cuenta del 70% de los cánceres cervicouterinos, además de dos tipos que causan infecciones de transmisión sexual (verrugas genitales) altamente prevalentes en los jóvenes [1]. Esta decisión se sustenta en la amplia evidencia de eficacia de la vacuna [2],[3],[4]. A la fecha se han administrado alrededor de 600 000 dosis a niñas de 4°, 5°, 6° y 7° año básico. Todas las niñas que egresen de la educación básica este año habrán tenido la oportunidad de ser inmunizadas. La cobertura de vacunación ha sido de alrededor del 85%. El costo de este programa en el presupuesto de 2015 fue de alrededor de 6 000 millones de pesos (US$ 8 200 000).

El virus papiloma humano también es factor de riesgo para otros tipos de cánceres, como los orofaríngeos. Se espera que en la década siguiente el cáncer orofaríngeo de células escamosas supere el cáncer cervicouterino como el cáncer relacionado con VPH más frecuente, dado que hasta 80% de estos cánceres pueden ser atribuidos al virus [5],[6]. Estos cánceres también afectan a los hombres, por lo que a futuro la vacuna podría ser administrada a ellos con el fin de aumentar la protección “de rebaño” en toda la población expuesta a la infección [7].

La utilización de menos dosis de vacunas que las recomendadas antes de 2014 está hoy avalada por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que se basan en artículos publicados durante 2013 e inicios de 2014 que demuestran un efecto equivalente de esquema de vacunación de dos dosis separadas por al menos seis meses, respecto al esquema tradicional de tres dosis [8]. Otros estudios más recientes también aportan evidencia preliminar de eficacia de vacunación con dos dosis [9]. Aparte de esto, la inclusión de beneficios adicionales de estas vacunas en la prevención de cánceres no cervicouterinos pero relacionados con el virus papiloma humano, y la introducción de estrategias de vacunación de niños [10],[11],[12] además de niñas para reducir la carga de cánceres inducidos por virus papiloma humano, son tres opciones importantes planteadas en la literatura y que deberían ser abordadas de manera sistemática en futuros estudios y una vez conocida la cobertura que se obtenga regularmente en las niñas [13].

La incertidumbre en los modelos de simulación de aplicación de políticas sanitarias es significativa, ya que varios factores pueden incidir en buenos o malos resultados: variabilidad en cobertura de vacunación, efecto de campañas anti-vacunas, cambios en los precios de la vacuna, disponibilidad presupuestaria frente a otras alternativas que pueden ser más urgentes, falta de evidencia del tiempo de protección inmunitaria efectiva que ofrece la vacuna actualmente en uso en Chile, entre otros [13],[14],[15].

En el caso chileno resulta imprescindible evaluar a futuro el impacto de la vacuna y su programa. El sistema de evaluación de impacto debe considerar al menos las acciones siguientes:

  • Evaluación de la incidencia de verrugas genitales una vez que las niñas vacunadas inicien la actividad sexual (a los 17 años según las encuestas nacionales). La evaluación de este resultado en los países con mayor historia de vacunación ha mostrado una reducción del orden del 90%, como ocurre en el caso de Australia [16],[17].
  • Evaluación de la incidencia de lesiones intraepiteliales precursoras en el cuello uterino de mujeres vacunadas.
  • Evaluación de la duración de los anticuerpos producidos por la vacuna.
  • Evaluación de la cobertura de la vacuna en niñas con el fin de considerar la eventualidad de agregar la vacunación de niños.

Todas estas consideraciones nos dan el contexto adecuado para una discusión racional sobre los beneficios de un programa de vacunación que ya ha sido probado con éxito en varios otros países. En vez de luchar contra la evidencia en este asunto, a uno le gustaría ver una participación más informada en la discusión de las políticas y decisiones que afectan la vida de muchos. La salud de las niñas es importante, y si hay opciones eficaces y seguras, como un esquema de vacunación de dos dosis, entonces se debería aconsejar a favor y no en contra.

Notas

Conflictos de intereses
La autora declara no tener conflictos de intereses con la materia de este artículo.