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Medicina actual y sus conflictos de intereses III

Today's medicine and conflicts of interest III

Resumen

Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del II Congreso Masvida 2004, realizado en Santiago el día 30 de abril de 2004, cuyo tema central fue el Rol del Médico en la Nueva Salud. En la ocasión, se publica el panel: Medicina Actual y sus Conflictos de Intereses.
Presidente: Dr. Juan Badilla.

A continuación se hará referencia a los conflictos que enfrentan los médicos con los medios de comunicación y a los conflictos de intereses que perciben los medios, y se dará un diagnóstico de la imagen médica desde el punto de vista de los medios.

¿Reputación médica en riesgo?

Se partirá con la hipótesis de que la reputación médica está en riesgo en Chile, por lo que es necesario actuar y darle una base estable, porque es muy importante, no sólo para la salud de las personas, sino también para la salud de la sociedad, que esta reputación sea sólida; no es bueno para la sociedad que la reputación médica se deteriore.

En una sociedad cada vez más mediática, la imagen lo es todo; es un elemento que hay que aceptar. Tanto es así, que ha desaparecido la delgada línea divisoria entre realidad e imagen: la realidad es lo que aparece; la imagen, lo que con probabilidad choca con la formación académica. En esta sociedad, los médicos estarán en contacto creciente con los medios de comunicación y, más aún, van a ser objeto preferente de atención de los medios, porque la salud es una de las preocupaciones principales de las personas. Cuando la situación económica decae, la preocupación principal de las personas se refiere a su ocupación y su salud. Cuando la situación económica mejora, la principal preocupación es la delincuencia y la salud.

Vínculo entre médicos y medios de comunicación

Sin duda, la relación entre médicos y medios de comunicación es compleja, de dulce y de agraz. El médico que entiende cómo desenvolverse dentro del ámbito periodístico, gana reconocimiento, dinero, fama; se acabó el médico hermético, que se mueve entre la consulta, el laboratorio y el pabellón. Al revés, el que desconoce los códigos de este ámbito corre el riesgo de perder incluso su trabajo y de ser castigado con las penas del infierno.

Otro dato que se debe aceptar es que en este juego médico-prensa existe sólo un ganador, que es la prensa. Ya sea cuando televisa una cirugía compleja o cubre el caso de una negligencia médica grave, la sintonía y la venta de ejemplares sólo puede subir, debido a que a las personas lo que más les atañe es lo que sucede con la calidad de la atención médica y sus productos.

La exposición que enfrentan hoy los profesionales de la salud es muy alta y la prensa es cada vez más inquisitiva e investigadora. Sobre este punto, en el último par de años se ha producido un giro en la prensa, porque aunque de manera formal, las censuras externas fueron derogadas con las leyes de prensa de 1990 y 1991, durante mucho tiempo la prensa siguió autoinhibiéndose.

Sin embargo, la discusión de asuntos como el caso MOP Gate generó una legitimación muy fuerte de la prensa inquisitiva, además de la sensacionalista, y la prensa investigadora adquirió un gran prestigio, lo que constituye un fenómeno mundial. En la actualidad, los periodistas decodifican los secretos con gran rapidez y los publican con ribetes de escándalo. De hecho, una de las características del Chile actual es que el secreto ha desaparecido y ha perdido prestigio, fenómeno que también es válido para el secreto médico.

Otra regla de la comunicación que es necesario conocer es que la prensa escrita es de elite; en cambio, la televisión es masiva, pero el titular tiene alcances similares a la televisión. Hay titulares remecedores, tales como: “Médico castigado por muerte de un paciente” o “A los descarados del hospital, espero que les pese por el resto de su vida”, que aparecen en primera plana. Cuando se trata de denuncias por negligencias, los médicos son de inmediato los responsables, son el objeto del juicio público y se convierten en víctimas de un juicio prematuro que no tiene relación alguna con un proceso judicial. Si el asunto llega a los tribunales, el médico ya está condenado al comenzar.

Este debe ser el aspecto comunicacional más duro que enfrenta en estos momentos la profesión médica, una profesión que tradicionalmente ha sido una de las que más reconoce la sociedad, por el carácter de su trabajo, por salvar vidas y curar enfermedades, por la duración de la carrera profesional, la dificultad para ingresar a los selectos estudios de medicina, que durante largo tiempo se impartían sólo en los principales centros universitarios del país; todo ello ha contribuido a formar una reputación de primer nivel, una categoría privilegiada; el médico es prácticamente endiosado por la comunidad, con mayor fuerza en las comunidades reducidas.

Este reconocimiento aún existe, lo que permite enfrentar el problema que se está planteando; lo que ha cambiado no es el reconocimiento, sino el debate y el escrutinio de la opinión pública sobre la práctica médica. La discusión sobre la salud dejó de ser un tema de conversación para un grupo cerrado. Los medios se han tomado el tema de la salud, abundan las presentaciones en la televisión abierta y por cable, donde los médicos son los protagonistas: salvan vidas, embellecen el cuerpo humano, son abnegados protectores de los pacientes que sufren. Por tanto, los médicos se han transformado en protagonistas de los medios, por esos programas o por los medios en sí.

El probablemente presidente futuro del Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, no tiene un lugar espectacular en las encuestas sólo por ser de izquierda, sino porque se acostumbró durante años, mientras fue alcalde, a dar conferencias de prensa sólo los miércoles, desde el hospital y con delantal blanco, lo que causa un impacto favorable en la reputación médica, a diferencia de si apareciera en una oficina cualquiera y sin delantal.

Por supuesto que los espectadores agradecen a estos médicos y los admiran, por la cercanía que generan, por los consejos valiosos que entregan, porque parece que la ciencia está al servicio de la comunidad. Luego, puede haber una alianza estratégica entre medios y médicos, no tiene por qué ser una alianza fatal, y es posible desarrollar una alianza estratégica, si se concibe bien la función mediática del médico.

Sin embargo, el mayor interés de los chilenos por la medicina y la irrupción de los asuntos de salud en los medios de comunicación, origina que los mismos medios invadan los temas más delicados para los profesionales de la salud. Lo dicho significa un riesgo irremediable para la salud pública, porque las negligencias médicas van a adquirir un protagonismo creciente en Chile. Esto tiene gran atractivo para los medios, porque venden más, y las ventas aumentan aún más si la víctima es un personaje público o un niño.

Cómo enfrentar a los medios

Frente a este asunto inevitable, se debe realizar un control de daños, más que quejarse de su existencia. En todos estos casos, algunos médicos son apuntados por los medios; otros profesionales, de protagonistas de las secciones médicas, pasaron a ser protagonistas de las secciones judiciales. Todo esto alienta a la prensa a obtener información de los profesionales, incluso con métodos polémicos, como el uso de las cámaras ocultas, y hay en curso un debate ético al respecto. El resultado es que la cobertura de los temas de salud es más extensa, de modo que la opinión pública está más informada, o al menos cree estarlo, y se debate este tema con más audacia.

Una forma de que esto sea favorable para los médicos es que quienes participan en los contextos mediales sepan comunicarse, no en jerga técnica, sino que en un léxico adecuado para que la comunidad los entienda. El médico es un vocero, por lo que, para que se le entienda, debe ser capaz de comunicarse no sólo con los conceptos correctos, sino también con los sentimientos y temores de las personas. Al informarse acerca de casos de negligencia médica crece la desconfianza en las personas, no sólo respecto a lo que ven en los medios, y consultan a más de un médico. Asimismo, en los consultorios, los pacientes son cada vez más exigentes y demandan un diagnóstico más detallado, piden motivos y quieren conocer las consecuencias de los males que los aquejan.

Existe otro rostro de los médicos. Cuando los médicos están agremiados, se convierten en profesionales que la opinión pública percibe, equivocadamente o no, como demandantes de mejorías económicas preexistentes, lo que contrasta con la imagen mítica del médico de éxito que, con trabajos múltiples, ha logrado un nivel de vida superior a la media de la sociedad chilena. En este campo, los gremios médicos han sobrepuesto estos intereses a las necesidades urgentes de un cambio radical en el sistema de salud, y así los percibe la sociedad chilena.

Desconozco qué impacto tiene el hecho de aparecer como el obstáculo principal a la reforma de salud, porque es necesario pensar cómo ve la noticia el ciudadano común: durante uno a dos minutos. Para él, el AUGE es la reforma de salud, por lo tanto, estar contra el AUGE es estar contra la reforma de salud. Esto, sin referirse al contenido sino a las maneras de aproximación comunicacional a un debate. Gran parte del consenso que se ha logrado con la reforma de la salud aparece en juego por la oposición del Colegio Médico.

También es necesario evaluar con encuestas, en forma empírica, lo que ha ocurrido en la opinión pública y qué impacto ha tenido el hecho de que, por primera vez, un gremio de profesionales destine recursos a una campaña publicitaria. Cuando una empresa realiza una campaña, después la evalúa con una encuesta, con el fin de tener opiniones que no estén bajo la influencia de otro tipo de factores.

En relación con este punto, los médicos deben tener cuidado, porque corren el riesgo de que la gente los considere un conflicto, en que un lado los ve como héroes salvadores de vida, con los trasplantes, por ejemplo, y, por otro, como opositores furibundos a un cambio que pueda afectar sus intereses. Es importante ver si esa contradicción mediática tiene alguna influencia en la opinión pública, y, si fuera así, hay que solucionarlo, porque puede ser el principal conflicto de interés masivo que los médicos enfrenten.