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Abuso y maltrato en el anciano: visión desde la OMS

Abuse and neglect in the elderly: view from the WHO

Resumen

Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del IV Congreso Latinoamericano de Geriatría y Gerontología, Simposio: Abuso y Maltrato, realizado en Santiago entre los días 3 al 6 de septiembre de 2003. El evento fue organizado por la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, el Comité Latinoamericano de Geriatría (COMLAT) y la Asociación Mundial de Gerontología (IAG).
Presidente del Congreso: Dr. Pedro Paulo Marín.
Presidente Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile: Dr. Salvador Sarrá.
Presiden el Simposio: Dr. Fernando Gómez y Dr. Enrique Vega.
Editor Científico: Dr. Pedro Paulo Marín.

Introducción

¿Por qué hablamos un tema que hace cinco o diez años no habría estado en la pauta de un congreso latinoamericano ni de un congreso de gerontología en el mundo? Porque hay una percepción de que la violencia, el maltrato y el abuso contra los ancianos son cada vez más altos, y que estamos hoy como estábamos hace 20 ó 30 años, en cuanto a la violencia contra las mujeres o los niños, cuando no se percibía que era un problema importante, pero poco a poco las investigaciones colaboraron a la percepción que hoy tenemos acerca de la violencia doméstica hacia las mujeres y los niños, como un problema de inmensa importancia para todas las sociedades.

A continuación analizaremos una visión global sobre el plan y el trabajo que está llevando a cabo la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación con esta situación.

La preocupación por la violencia en general comienza en 1996, con la declaración de la Asamblea Mundial de la Salud en el sentido de que la violencia es un problema mundial de salud pública. En 1997, la OMS propone un plan de acción para la prevención de la violencia cuyo primer paso es la adquisición de datos sobre la magnitud y características del problema. Sin números no se puede hacer una campaña, porque hay una tendencia natural de las sociedades a negar este problema. También es importante analizar el aspecto del maltrato y el abuso desde una perspectiva de salud pública, pero interrelacionada con otros sectores y disciplinas, como bienestar social, educación, trabajo, policía, etc.

Por último, en 2002, la OMS publica el Informe Mundial de la Violencia y la Salud, que es el primer informe global complejo y muy completo sobre el tema, con el objeto de dar la mayor transparencia posible a la violencia co}o problema y asunto de salud pública. En él se incluyeron todos los países, con un capítulo específico sobre el adulto mayor.

La resolución de la Asamblea Mundial de la Salud de Mayo del 2003, con base en este informe, dice: “La prevención de la violencia es indispensable, es urgente tomar medidas para prevenir todas las formas de violencia y proporcionar asistencia médica, económica, social y jurídica, así como rehabilitación, a las personas que sufren por causa de la violencia, incluidos los adultos mayores”.

Los profesionales de la salud y los servicios sociales cumplen un papel fundamental en este aspecto. Sin embargo, es importante recordar que un médico solamente puede diagnosticar un problema que conoce; puede encontrarse todos los días con el mismo síndrome, pero si no piensa en el diagnóstico, no podrá diagnosticar malaria, tuberculosis u otra patología que no haya aprendido en teoría. Por lo tanto, la necesidad de educar a los profesionales de la salud sobre el maltrato y abuso en la tercera edad, es imperativa.

El principal objetivo es lograr la capacitación de los profesionales de la atención primaria, porque en ese sector se atiende a la mayor parte de la población de adultos mayores en nuestro continente, hasta 99%, de modo que el médico familiar, las enfermeras sociales comunitarias y el equipo en general deben estar muy bien informados y deben crear instrumentos de despistaje y evaluación, desarrollar una metodología de investigación y un conjunto mínimo de datos para conocer el problema y efectuar una sensibilización y concientización constantes.

Para ello, la OMS inició un programa de tres etapas: un estudio Missing Voices (Voces Ausentes); la Declaración de Toronto para la Prevención de Maltrato y Abuso en la Tercera Edad; y un nuevo proyecto que se inició a finales de 2003.

Estudio Missing Voices

Este es un proyecto de la OMS, en colaboración con la red internacional de prevención de abuso en la tercera edad, cuyo objetivo es sensibilizar a los profesionales de la salud y al público en general sobre las dimensiones y características del abuso en personas mayores en todo el mundo, y desarrollar una estrategia de prevención y un enfoque inicial, haciendo hincapié en el apoyo a los profesionales de la atención primaria de salud.

El estudio estuvo muy centrado en las percepciones de las personas mayores, pero también de los profesionales, sobre el abuso y maltrato. Se realizó por intermedio de grupos focales en ocho países: Argentina, Austria, Brasil, Canadá, India, Kenia, El Líbano y Suecia, o sea, una mezcla muy variada de países desarrollados, menos desarrollados y todavía no desarrollados.

Se investigó las dificultades que enfrentan las personas mayores, las funciones que cumplen en sus comunidades, sus percepciones sobre los diferentes tipos de abuso y las consecuencias para ellos y sus familias. También se intentó determinar cuándo deben intervenir los parientes, los vecinos y la comunidad, y la frecuencia del problema en la región o país. Además, se identificaron las necesidades de servicios de salud y sociales, y las brechas entre la percepción de las personas mayores y la de los profesionales de la salud.

Este estudio demostró que las personas mayores consideran el maltrato en tres grandes áreas: abandono, aislamiento, desamparo y exclusión social; violación de los derechos, con privación de toma de decisiones, autonomía y estatus social; y finanzas. Esto, según las opiniones de los propios ancianos, fue lo que finalmente dio al estudio el título de “Voces Ausentes” porque muchas veces no son escuchados.

En cuanto a las categorías de maltrato, las personas mayores lo clasifican como maltrato de naturaleza estructural o social, negligencia y abandono, falta de respeto y prejuicios, viejismo, maltrato psicológico emocional y verbal, maltrato físico y de tipo legal y financiero.

Los profesionales de la salud señalaron la diferencia entre los sistemas privados y públicos, la ocurrencia, la falta de tiempo, que muchas veces lleva a ignorar los derechos, dignidad y autonomía de las personas mayores, la falta de conciencia del problema, la falta de conocimientos de la Geriatría como especialidad y la necesidad de formación y capacitación en esta área. Este proyecto culminó el año pasado y fue publicado en la Revista Española de Geriatría y Gerontología.

Declaración de Toronto

A partir de Voces Ausentes se realizó en Toronto, en 2002, una reunión muy importante, en la que se efectuó la Declaración para la prevención global del abuso en las personas mayores, que es un llamado a la acción para la prevención del maltrato. En ella se declara que faltan marcos legales, pues muchas veces no se puede abordar casos por falta de los instrumentos legales apropiados; que la prevención del maltrato exige la participación de múltiples sectores de la sociedad, especialmente del personal de atención primaria; y que son vitales la educación y la difusión de la información, tanto en el sector formal como en los medios de comunicación.

El maltrato de personas mayores es un problema universal, pero una perspectiva cultural es fundamental para comprender el fenómeno en profundidad. En toda sociedad, algunos grupos de personas mayores son particularmente vulnerables, constituyen los grupos de riesgo y sólo se podrá prevenir el maltrato mediante una cultura de solidaridad entre las generaciones. Por último, no es suficiente identificar los casos; todos los países deben desarrollar las estructuras que permitan la provisión de servicios para responder a este problema y prevenirlo.

Futuros proyectos

En conjunto con la Universidad de Ginebra estamos desarrollando un proyecto cuyo objeto es sensibilizar a los profesionales de la salud y a otros profesionales que prestan servicios a personas mayores, y capacitarlos para tratar casos de maltrato, mediante educación y desarrollo de estrategias de detección, intervención y prevención. Los países que ya están dispuestos a participar son Argentina, Austria, Brasil, Canadá, España, Inglaterra, Singapur, Suecia y Suiza; están invitados todos quienes deseen participar en esta iniciativa común de la Universidad de Ginebra y la Organización Mundial de la Salud.

Una cultura de envejecimiento es una cultura de solidaridad entre ricos y pobres, jóvenes y viejos, países desarrollados y no desarrollados, y sectores públicos y privados. Esta palabra, solidaridad, es lo que hace falta a la hora de discutir el tema del maltrato y abuso en la vejez, el que afecta incluso a los países ricos. Tras la última onda de calor ocurrida en Francia, muchas personas mayores murieron por estar totalmente abandonadas, expresión de la falta de solidaridad, lo que indica que ninguna sociedad está exenta de este problema.

El maltrato de mayores se define como la acción única o repetida, o la falta de respuesta apropiada, que ocurre en cualquier relación en que exista una expectativa de confianza, lo que se traduce en daño y angustia, en una persona mayor. El daño puede ser de varios tipos: físico, psicológico, emocional, sexual, financiero, o simplemente puede reflejar negligencia intencional o por omisión. Concierne a todos, a los ancianos de hoy y a los adultos de mañana, por lo que hay que prevenir para nuestro propio bien.

Las palabras de Nelson Mandela, como víctima de la represión y la violencia que ha tenido la capacidad de superarlas, entregan un mensaje fundamental: que la violencia no se puede permitir y que es necesario que nos unamos para combatirla, sobre todo en los grupos etarios más vulnerables.