Revisión clínica

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¿Cómo afrontar un paciente con dependencia a benzodiacepinas en atención primaria? Estrategias para la deshabituación

How to face a patient with benzodiazepine dependence in primary health care? Strategies for withdrawal

Resumen

Las benzodiacepinas son fármacos ampliamente utilizados en atención primaria de salud. Su uso prolongado se ha convertido en un problema relevante dadas las consecuencias médicas que ocasionan, especialmente en adultos mayores. Entre otras, estas son: dependencia, deterioro cognitivo y riesgo de caídas. Además, los médicos que trabajan en atención primaria cuentan con pocas herramientas para ayudar al paciente en su deshabituación. Se realizó una búsqueda y revisión de la mejor evidencia disponible sobre estrategias prácticas para el médico no especialista en adicciones, para evitar la dependencia al momento de la prescripción inicial y en el paciente con uso prolongado y probablemente dependiente. Se encontraron 10 revisiones sistemáticas relevantes que mostraron evidencia a favor del uso de estrategias multifacéticas en la prescripción, disminución progresiva, cartas y consejería estandarizadas, farmacoterapia y psicoterapia cognitiva conductual. Una estrategia sencilla, eficaz y duradera para prescribir benzodiacepinas es informar al paciente de la necesidad de reducir su consumo, dándole por escrito la pauta de retirada, señalando sus posibles efectos y su solución. Debido a la evidencia disponible, se propone un modelo integrado y escalonado para el manejo del paciente usuario de benzodiacepinas, desde su prescripción hasta su descontinuación.

Introducción

Las benzodiacepinas son fármacos ansiolíticos, sedantes e hipnóticos, ampliamente utilizados [1],[2],[3]. La frecuencia de las patologías de salud mental a nivel de atención primaria de salud y la evolución crónica de éstas, hacen de su uso algo habitual y muchas veces prolongado [4]. Existen distintas revisiones sistemáticas que han evaluado el rol de las benzodiacepinas, destacándose como coadyuvantes en la fase inicial de los trastornos del ánimo [5] y para el manejo de las crisis en trastornos de ansiedad [6]. En ellas no existe evidencia que indique que su uso por más de cuatro semanas se asocie a beneficios, pero sí a conocidos riesgos [7],[8],[9],[10],[11],[12],[13].

Estudios muestran que su retirada redunda en una mejor salud en adultos mayores [14], aunque no siempre resulta fácil. La pauta de disminución gradual de dosis es ampliamente conocida como estrategia, con porcentajes de éxito variables que se incrementan si se asocian a otras estrategias como cartas [15], entrevistas con contenido estandarizado [16], o terapia cognitivo conductual [17].

La presente revisión tiene por objetivo presentar una estrategia integrada, práctica y actualizada, basada en la mejor evidencia disponible para abordar la deshabituación en el consumo de benzodiacepinas en el paciente con dependencia en atención primaria de salud.

Métodos

Se realizó una revisión narrativa, no sistemática, de la literatura con la búsqueda de artículos que abordaran el tema de estrategias de deshabituación para consumo de benzodiacepinas. Se consultaron las bases de datos MEDLINE/PubMed, Cochrane, Epistemonikos y Google Académico. Se utilizó el término benzodiazepine sólo o en unión a otros términos como dependence o withdrawal, entre otros. Los criterios de inclusión fueron: artículos tipo revisiones, sistemáticas o no, limitados al inglés, de manejo ambulatorio, con participantes mayores de 15 años y desde el año 2006 en adelante. Los resultados fueron analizados y agrupados según tipo de intervención en cinco grandes grupos: intervenciones durante prescripción, disminución gradual de las dosis, intervenciones psicosociales, farmacoterapia y psicoterapia. Con esta información, se crea una propuesta de manejo del paciente con dependencia de benzodiacepinas.

Resultados

Se encontraron 10 revisiones sistemáticas relevantes que abordaban estrategias de deshabituación y control de prescripción de benzodiacepinas [18],[19],[20],[21],[22],[23],[24],[25],[26],[27]. Dos revisiones sistemáticas evaluaron estrategias utilizadas durante la prescripción para disminuir el uso crónico de benzodiacepinas [22],[23]; tres revisiones sistemáticas evaluaron el uso de la disminución gradual de dosis [19],[20],[24]; cinco evaluaron diferentes intervenciones psicosociales (educación, cartas certificadas, e-counselling, disminución gradual supervisada, consejería médica estandarizada, entrevista motivacional, intervención mínima y técnicas de relajación) [19],[20],[21],[25],[27]. Siete revisiones sistemáticas evaluaron el uso de reemplazo farmacológico [18],[19],[20],[23],[24],[26],[27]. Finalmente, cuatro revisiones sistemáticas analizaron la psicoterapia [19],[23],[24],[25].

El detalle de los resultados reportados en cada revisión sistemática (tipo de intervención, número de estudios primarios, número de pacientes involucrados, estimador puntual, intervalo de confianza), agrupados según tipo de intervención, se presentan en la Tabla 1.

Resultados reportados por las revisiones sistemáticas.
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1. Estrategias utilizadas durante la prescripción de benzodiacepinas
Fisher y colaboradores evaluaron programas de monitorización de prescripción de benzodiacepinas en el estado de Nueva York, concluyendo que la utilización de estos disminuye el uso general de dichos fármacos [22]. Por su parte, Gould y colaboradores midieron intervenciones realizadas al momento de la prescripción de benzodiacepinas como educación, consejería, revisión de aspectos farmacológicos y retroalimentación sobre la prescripción al médico que la indica. En el estudio concluyeron que el uso de múltiples de estas intervenciones de manera simultánea, sería beneficioso para la disminución del número de pacientes usuarios crónicos de benzodiacepinas. Sin embargo, no encontró evidencia a favor del uso de una sola estrategia [22].

2. Disminución gradual para la deshabituación de benzodiacepinas
Los trabajos de Voshaar y colaboradores, junto con Parr y colaboradores, evaluaron el uso de un esquema de disminución gradual supervisado por médico o psicólogo versus la no intervención. Su conclusión fue que existe un beneficio en favor de la disminución gradual; ambos reportaron el mismo estudio primario [20]. Paquin y colaboradores señalaron resultados favorables en el uso de la disminución gradual en población adulta mayor [24].

3. Intervención psicosocial para la deshabituación de benzodiacepinas
Diversos autores han comparado múltiples estrategias con la no intervención, concluyendo un beneficio a favor de dichas acciones. Así, Voshaar y colaboradores compararon el uso de intervención mínima (cartas o reuniones grupales para la recomendación del cese del consumo de benzodiacepinas) [19]. Por su parte, Parr y colaboradores compararon intervenciones psicológicas (entrenamiento de relajación, educación sobre la abstinencia de benzodiacepinas y estrategias no médicas para el manejo del insomnio) [20]. Por último, Mugunthan y colaboradores compararon el uso de intervenciones mínimas (uso de cartas al paciente, consejería, notas escritas mensuales en que se instó a mantener abstinencia y/o folletos de autoayuda) con la continuación del uso de benzodiacepinas [21].

En la revisión Cochrane de Darker y colaboradores, se realizaron distintas comparaciones de intervenciones mínimas dentro de las cuales destaca que la consejería estandarizada por médico familiar asociada a disminución gradual, sería superior a la consejería habitual. Sin embargo, estos resultados se perderían a los tres años de seguimiento. Además, no serían efectivas en la deshabituación el uso de cartas motivacionales no estandarizadas, siendo superior el uso de cartas estandarizadas en comparación a no estandarizadas; la entrevista motivacional; técnicas de relajación y e-counselling [20]. Finalmente, Reeve y colaboradores determinaron resultados favorables al aplicar estrategias como folletos educativos de empoderamiento, información sobre la disminución gradual, e información sobre efectos adversos a largo plazo e instrucción para la cesación, en población de adultos mayores a seis y 12 meses de seguimiento [20].

4. Intervención farmacológica para la deshabituación de benzodiacepinas
Denis y colaboradores analizaron el uso de distintos fármacos para la deshabituación de benzodiacepinas, encontrando buenos resultados en el uso de carbamazepina asociado a disminución gradual; además determinaron que no sería efectivo el uso de propanolol, hidroxizina, progesterona y antidepresivos triciclos [18]. Voshaar y colaboradores reportaron que el uso de imipramina asociada a disminución gradual sería beneficioso para el cese de uso de benzodiacepinas en comparación a la disminución gradual. Sin embargo, esto no sería así con el uso de propanolol, buspirona, carbamazepina y trazodona [19]. En tanto, Parr y colaboradores determinaron que la disminución gradual asociada a paroxetina, melatonina, trazadona y ácido valproico daría resultados positivos [20]. Gould y colaboradores determinaron que no hay beneficio al agregar sustitución farmacológica a la disminución gradual al comparar con placebo [23]. Paquin y colaboradores señalan que sería efectivo el agregar sustitución farmacológica en población adulta mayor [24]. Wright y colaboradores indicaron que no aportaría a la terapia, el agregar melatonina a la disminución gradual supervisada [26]. Por último, Reeve y colaboradores reportaron un beneficio del uso de melatonina, lormetazepam y trazodona en población de adultos mayores [27].

5. Psicoterapia
En el ámbito de la psicoterapia cognitiva conductual, Voshaar y colaboradores señalaron que su uso sería positivo [19]. Además, Gould y colaboradores indican que se mejoran los resultados si la psicoterapia se asocia a la abstinencia supervisada; este efecto disminuye a los tres y 12 meses de seguimiento aunque se mantienen las diferencias significativas [23]. Por su parte, Paquin y colaboradores reportan que la psicoterapia da buenos resultados en población adulta mayor [24]. Finalmente, en la revisión Cochrane de Darker y colaboradores se concluyó que es beneficioso el agregar psicoterapia cognitivo conductual a la disminución gradual, aunque este disminuía significativamente en el seguimiento de más de seis meses [25].

Discusión

La prevalencia de vida en el consumo de estos fármacos es reportada a nivel mundial entre 0,2 y 8% [28]. En una reciente revisión de la literatura en población de adultos mayores latinos atendidos en atención primaria de salud, se dio cuenta de una frecuencia de consumo de vida que fluctúa entre 25% y 61% [29]. Un estudio realizado en población de atención primaria en Chile, determinó una prevalencia anual de 26%, con un consumo mayor a un año en un 11% de los encuestados [30].

La dependencia es definida por el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders - Text Revised - IV, como un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo [31]. Sin embargo, recientemente la American Psychiatric Association en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders V, unificó los conceptos de abuso y dependencia de sustancias, creando el concepto de trastorno por consumo de sustancias [32]. Se ha reportado en la literatura que el consumo de benzodiacepinas por más de cuatro a seis semanas es un importante factor de riesgo de dependencia [33]. A raíz de ello, han surgido distintos tratamientos que favorecen la deshabituación del consumo crónico de estas drogas [34],[35],[36],[37].

A modo de resumen de la evidencia presentada, se encontraron reportes en la literatura que evidenciaron beneficio en el uso de técnicas combinadas al momento de la prescripción, de esquemas de disminución gradual, de cartas de motivación, de consejería estandarizada y de psicoterapia. Existe evidencia de bajo nivel de certeza (ensayos aleatorizados y controlados aislados y contradictorios) que mostró un beneficio significativo para el uso de fármacos como la carbamazepina, imipramina, paroxetina, melatonina, trazodona, ácido valproico y lormetazepam. Del análisis de la evidencia se pudo concluir, además, que en general los estudios primarios en globo tendrían un moderado riesgo de sesgo. Asimismo, dentro de las limitaciones de la evidencia resumida se encontró que el tratamiento control no siempre era detallado, reportándolo como terapia habitual (treat as usual). Ello dificulta la comparación entre revisiones sistemáticas.

Por otro lado, muchas de las discordancias de las revisiones sistemáticas pudieron deberse a que, al comparar los estudios primarios reportados, cada una utilizaría distintos estudios para realizar los respectivos metanálisis. En suma, usando la evidencia disponible, se diseñó la siguiente estrategia para la prescripción, monitorización y la deshabituación del consumo crónico y del abuso de benzodiacepinas (Figura 1).

Estrategia para prescripción, monitorización y deshabituación del consumo crónico y abuso de benzodiacepinas.
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Escalón 0 – Prescripción
Se recomienda aplicar en la prescripción inicial de benzodiacepinas. El objetivo de esta primera etapa es disminuir la posibilidad de incidencia de pacientes usuarios crónicos y con trastorno por consumo de benzodiacepinas. Incluye las siguientes medidas:

a) Restringir la prescripción de benzodiacepinas a un máximo de cuatro semanas para trastornos psiquiátricos.

b) Se sugiere al momento de la prescripción, educar al paciente en cuanto a los efectos adversos y el riesgo de trastorno por consumo de su uso crónico.

c) Entregar de manera impresa junto con las benzodiacepinas, un breve resumen de los efectos adversos de estos fármacos en su uso prolongado.

d) Al momento de prescribir benzodiacepinas el médico tendrá un recordatorio, ya sea en escritorio o computador de atención, que dirá “las benzodiacepinas no están, según la evidencia actual, indicadas para trastornos del sueño” y “las benzodiacepinas no reportan beneficio, según la evidencia actual, después de cuatro semanas de uso en trastornos del ánimo y de ansiedad”.

e) Como parte de la prescripción de benzodiacepinas, se sugiere que la semana tres y cuatro cuenten con esquemas de disminución gradual.

Escalón 1 - Deshabituación de consumo no presencial
Aplicar en pacientes con un consumo mayor de cuatro semanas. El objetivo de esta etapa es lograr que las personas tomen la decisión, motivados en su deseo de autocuidado, guiados por información breve acerca de los beneficios de cesar el consumo y de una guía escrita de cómo hacerlo. De esta manera se intentará disminuir el uso crónico de benzodiacepinas sin involucrar horas de atención del médico, las que pueden utilizarse en el manejo de la patología subyacente. Esta etapa consistirá en entregar, junto a la dosis acordada de benzodiacepinas, una carta estandarizada (Tabla 2) a nombre del equipo médico del centro de salud sugiriendo el cese de su consumo. Junto a esta carta, irá una pauta de disminución gradual recomendando una disminución del 25% de la dosis inicial cada semana en el escenario óptimo.

Carta estandarizada.
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Escalón 2 - Deshabituación del consumo presencial a través de intervención mínima y disminución gradual supervisado
Desde la octava semana. Su finalidad es lograr la deshabituación del uso de benzodiacepinas, a través del uso de una intervención presencial mínima no estandarizada y la prescripción controlada de fármacos. En esta etapa, el paciente ya fue educado al momento de la prescripción inicial, ha recibido al menos una carta al momento del retiro del fármaco, y con esta última intervención se pretende finalizar el consumo de manera gradual.

Escalón 3 - Deshabituación del consumo presencial a través de consejería estandarizada y disminución gradual supervisada, con o sin uso de fármacos de sustitución
Desde la decimosegunda semana. El objetivo de esta etapa es la intervención estructurada con el fin de lograr el cese del consumo de benzodiacepinas, utilizando el máximo de recursos disponibles en el centro de salud. En esta etapa se aplicará una consejería estandarizada detallada (Tabla 3) para incentivar la motivación orientada a dejar el consumo de benzodiacepinas. Como parte de esta etapa, a dichos pacientes se les entregará un esquema similar al escalón 1. En esta etapa se podrá considerar el uso de fármacos (Tabla 4).

Consejería estandarizada.
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Fármacos de sustitución en la deshabituación de benzodiacepinas.
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Escalón 4 - Derivación a especialista ante pacientes refractarios a los escalones anteriores
Desde la duodécima semana o según criterio del médico. El objetivo de esta etapa es que, de contar con paciente motivado al cese y superados los recursos disponibles en el centro de salud, se le derivará al centro de salud mental para manejo por especialista. Esto, debido a que la psicoterapia es el tratamiento que posee mayor evidencia para la deshabituación de benzodiacepinas. Sin embargo, dado que es un recurso caro y escaso, se dejará para pacientes refractarios al manejo de menor complejidad, como cúspide del manejo planteado en este protocolo.

Conclusiones

Dejar de prescribir tratamientos a los pacientes cuando ya no los necesitan es una parte esencial de un buen ejercicio médico. Existe mucha evidencia científica acerca de cómo comenzar un tratamiento, pero es muy escasa la relativa a cuál es la mejor forma de dejar de indicarlo. Esto no tendría mayor importancia si la retirada de medicamentos, cuando resultan innecesarios, fuera una actividad rutinaria.

La inercia de la prescripción establece un marco perfecto para entender por qué algunas indicaciones llegan a hacerse crónicas, a pesar de estar recomendadas sólo en tratamientos cortos. Algunos ejemplos clásicos de esta realidad son la prescripción de benzodiacepinas, antiinflamatorios no esteroideos (incluyendo los inhibidores de cicloxigenasa 2), inhibidores de bomba de protones y analgésicos [36].

El uso crónico de benzodiacepinas ha demostrado presentar distintos efectos adversos dentro de los que destaca la demencia, el riesgo de caída y fracturas, accidentes de tránsito y trastorno por consumo de estas sustancias. De allí que varios metanálisis han comparado la efectividad de distintas estrategias de retirada de benzodiacepinas.

Se observa que cualquier tipo de intervención, hasta la más sencilla de implementar (carta, charla o entrevista), mejoran los resultados que se obtienen comparado a una actuación de rutina. En general, los mejores resultados se obtienen con una intervención a la que se añaden técnica de psicoterapia, odds ratio = 5,06 (intervalo de confianza de 95%; 2,68 a 9,57) [23]. Las intervenciones mínimas resultaron también eficaces, aunque en menor medida, odds ratio = 1,37 (intervalo de confianza de 95%; 1,1 a 1,72).

En un estudio, a 258 pacientes de atención primaria con tratamiento prolongado (mayor a tres meses), que había cesado el consumo tras el envío de una única "carta de interrupción” por parte de su médico de familia (medido a los tres meses del envío), se les permitió consultas médicas sobre el tema y se les siguió por 10 años: a los 21 meses, 59,8% se mantenía abstinente, y 58,8% a los 10 años. Este estudio también mostró que las probabilidades de éxito en la abstinencia no se relacionan con menor tiempo de consumo previo, uso de antidepresivos de base o tipo de benzodiacepinas [37].

Por otro lado, la utilización de fármacos no mostró diferencias significativas con las intervenciones rutinarias, odds ratio = 1,31 (intervalo de confianza de 95%; 0,68 a 2,53), razón por las que no fueron incluidos en la estrategia propuesta [23].

Es importante tener en consideración que la evidencia actualmente disponible no permite tener una alta certeza de que ésta no cambie en el futuro. Ello es especialmente cierto en el uso de reemplazo farmacológico. Así, se propone una estrategia de descontinuación efectiva, a un mínimo costo y con baja necesidad de tiempo profesional. Todos estos son temas relevantes en el entorno de la atención primaria.

Notas

Agradecimientos
Los autores agradecen a la Dra. Pamela Rojas, en sus consejos para la realización de este trabajo.

Declaración de conflictos de intereses
Los autores han completado el formulario de declaración de conflictos de intereses del ICMJE, y declaran no haber recibido financiamiento para la realización del reporte; no tener relaciones financieras con organizaciones que podrían tener intereses en el artículo publicado, en los últimos tres años; y no tener otras relaciones o actividades que podrían influir sobre el artículo publicado. Los formularios pueden ser solicitados contactando al autor responsable o a la dirección editorial de la Revista.

Financiamiento
Los autores declaran que no hubo fuentes de financiación externas.