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Perfil profesional requerido en la formación de los enfermeros para la gestión del cuidado del anciano

Professional profile required in the training of nurses for care management of the elderly

Resumen

Este texto completo es la transcripción editada de una conferencia dictada en el marco de la I Jornada Internacional de Enfermería Gerontológica y Geriátrica de la V región, organizada por el Colegio de Enfermeras de Chile, y realizada en Valparaíso el 3 y 4 de noviembre de 2006.


Introducción


Los cambios demográficos que han acaecido desde la década de 1950 en adelante, con disminución progresiva de las tasas de mortalidad y aumento de la expectativa de vida de la población, han dado como resultado un aumento en el número absoluto y relativo de adultos mayores. En el mundo actual, la expectativa de vida promedio es 66 años y existen 670 millones de adultos mayores, lo que equivale a 10% de la población; y se estima que en el año 2050 la expectativa de vida promedio será 76 años y habrá 2000 millones de adultos mayores, equivalentes a 19% de la población mundial. En América Latina actual hay 91 millones de adultos mayores y se estima que en 2050 la cifra llegará a 292 millones. En consecuencia, la participación de enfermería en el cuidado de la salud del adulto mayor será relevante.

En el año 2002 se publicó un documento orientado a planificar y orientar las acciones de formación de enfermeras y matronas, con base en la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1998, que establece que “los cuidados de enfermería son similares en calidad a los que ofrecen otros profesionales de la salud; las enfermeras de la salud pública han mostrado un alto grado de competencia en lo relativo a la prevención de enfermedades y a la promoción de la salud, además de ofrecer servicios en una amplia variedad de formas. Diagnostican problemas de salud, proveen enseñanza a las personas y sus familias, realizan consejería, hacen seguimiento de los cuidados, colaboran con otros profesionales, derivan pacientes, administran y controlan tratamientos, administran programas de salud, etc”.

En el año 2004, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) declaró que: “el ámbito de acción del profesional de enfermería es amplio, tanto en la gestión de los servicios de salud, como en la gestión de la asistencia clínica en todos los niveles de complejidad, la atención comunitaria, la salud ocupacional, etc. La gestión del cuidado de la salud es un campo de acción en el cual se requiere una profunda y amplia contribución de enfermería. En la actualidad, las reformas introducidas en el sector demandan nuevas competencias laborales del personal de enfermería” (1).

Con respecto al rol de las enfermeras en la atención del adulto mayor, en la XXVI Conferencia Panamericana de la OPS (2002) se planteó que “la solución a los problemas de salud de las personas adultas mayores exige un enfoque de salud pública sobre educación sanitaria, promoción de la salud, detección temprana de los problemas y asignación de recursos apropiados para proporcionar rehabilitación comunitaria. Se necesitan recursos humanos adiestrados para comprender las diferentes necesidades de salud de una población que está envejeciendo. La atención primaria de salud necesita un enfoque basado en la población, que incluya prevención, detección temprana y empoderamiento de las personas en el autocuidado. Este enfoque requiere recursos humanos capaces de gestionar y tratar los problemas de salud complejos de las personas de edad. La atención eficaz también exige la vigilancia eficaz del cumplimiento del tratamiento y la educación de los pacientes” (2).

En la actualidad, Enfermería enfrenta un momento histórico en lo que se refiere a la gestión del cuidado del adulto mayor, ya que se ha establecido como prioridad una serie de acciones, dirigidas a la promoción y mantenimiento de la salud de este grupo etario, que las enfermeras y enfermeros han realizado siempre, pero sin el debido reconocimiento; por lo tanto, no se puede dejar pasar esta oportunidad para establecer, tanto el rol de estos profesionales como los requisitos de formación que deben cumplir con este objetivo. Estos acuerdos se deben transmitir a las generaciones futuras.

Esta exposición se centrará en el perfil profesional requerido en la formación del estudiante que atenderá a los adultos mayores. Para ello: a) se analizarán algunos factores que intervienen en la formulación del perfil profesional; b) se comentarán algunos modelos de perfil profesional y competencias propuestas en la formación del enfermero o enfermera; c) se reflexionará sobre los elementos teóricos del cuidado de los adultos mayores.

A. Factores que intervienen en la formulación del perfil profesional

Entre los factores que influyen en la formulación del perfil profesional que deben lograr los enfermeros para la gestión del cuidado de los adultos mayores, se debe considerar la problemática específica de salud y las necesidades de este grupo etario; en ese contexto se debe aplicar el marco conceptual de Enfermería en Salud del adulto mayor, para determinar el rol de la enfermera en el cuidado de este grupo poblacional.

Problemática de salud del adulto mayor: Las enfermedades que afectan al adulto mayor han tenido un importante cambio epidemiológico, con diminución de la importancia relativa de las enfermedades agudas y aumento de la relevancia de las enfermedades crónicas. Éstas se caracterizan porque se pueden prevenir, pero una vez que se instalan requieren cuidados especiales y formación para el autocuidado a largo plazo, sin perspectivas de curación, pero sí de mantención de la calidad de vida. Estas enfermedades crónicas, junto con los grandes síndromes geriátricos y los hábitos de consumo nocivos, son los tres grandes factores que influyen en la capacidad funcional del adulto mayor, que es el elemento de mayor peso en la autopercepción de salud; en la medida en que se manejen estos tres grandes factores se podrá mejorar la autopercepción de la funcionalidad y, por lo tanto, el bienestar del adulto mayor.

Tradicionalmente se ha relacionado el envejecimiento con enfermedades, jubilación e invalidez, condiciones que determinan buena parte de las necesidades del adulto mayor; sin embargo, este concepto se debe reemplazar por el paradigma del envejecimiento activo, durante el cual la persona puede desarrollar aún una serie de potencialidades. Las acciones que se lleven a cabo para lograr cierto perfil profesional deben considerar este nuevo paradigma, de lo contrario no se lograrán los objetivos; de hecho, cuando se pregunta a los estudiantes de primer o segundo año de la carrera de enfermería qué significa ser viejo, la mayor parte de ellos describen los aspectos negativos del envejecimiento y pocos señalan algún aspecto positivo.

Marco conceptual: En 2003, la OPS convocó a una reunión de enfermeros expertos en salud del adulto mayor, con el objetivo de analizar el contexto sociopolítico y económico de la práctica de enfermería en salud del adulto mayor en América Latina y el Caribe, además de analizar la enseñanza y práctica de la enfermería en el adulto mayor en estas regiones. De esa reunión surgió una serie de ideas que no se concretaron en planes de acción específicos, pero sí se definieron algunos de los conceptos que deben sustentar la práctica de la enfermería gerontológica: se planteó que el envejecimiento es un proceso que se desarrolla a lo largo de toda la vida; se reconoció que la atención primaria es el ámbito principal en que se desarrollan las atenciones e intervenciones en salud para el adulto mayor; y se estableció que la capacidad para crear entornos físicos, familiares, sociales, económicos y políticos propicios para el envejecimiento activo, que favorezcan el desarrollo de compromisos y valores éticamente compatibles con los derechos del adulto mayor, son elementos fundamentales en la formación de los profesionales de enfermería, quienes tienen la responsabilidad de participar en forma activa en las esferas de decisión política en salud del adulto mayor. La solidaridad intergeneracional es un valor elemental para guiar las acciones de enfermería dirigidas a las personas mayores, de modo que indispensable desarrollar actitudes de respeto, apoyo, estímulo e intercambio entre generaciones. El género y la cultura son determinantes del proceso de envejecimiento activo en las comunidades y los pueblos.

El Consejo Internacional de Enfermería (CIE) entrega la siguiente base conceptual, que se debe considerar al definir el perfil profesional que debe logra el alumno en el momento del egreso. Esta base define a la labor de enfermería como sigue: “abarca los cuidados autónomos y en colaboración que se prestan a las personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos, en todos los contextos; e incluye la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y los cuidados de los enfermos, discapacitados y personas moribundas. Funciones esenciales de la enfermería son la defensa, el fomento de un entorno seguro, la investigación, la participación en la política de salud y de gestión de los pacientes, los sistemas de salud y la formación”. De esta definición se rescatan dos conceptos: la enfermería como cuidado y la enfermería como ente participante en distintos ámbitos, como fomento, defensa, entornos, investigación y participación en política y gestión, tanto del cuidado específico del paciente como de los sistemas de salud y de formación académica.

Sobre el rol de la enfermera en la salud del adulto mayor, el CIE declara que la meta del trabajo de enfermería con los adultos mayores es “lograr un óptimo nivel de salud, bienestar y calidad de vida, tal como son percibidos por aquéllos que reciben el cuidado, es decir, consistentes con los valores y deseos del individuo”.

B. Perfil profesional y competencias propuestas

En cuanto al perfil profesional y las competencias propuestas en la formación del enfermero (a) para el cuidado del anciano, de lo anterior surge que se debe especificar el tipo de competencias según las necesidades de una determinada comuna, región o país, dado que las necesidades de los adultos mayores pueden cambiar en función de esto; también las funciones de las enfermeras variarán de acuerdo con la relación numérica enfermera-población, enfermera-médico o enfermera-otros profesionales; según el grado de profesionalización de la enfermería, habrá aspectos comunes para todos y aspectos distintos, a los que habrá que adaptarse. Diferentes organismos han intentado definir algunos perfiles o algunas competencias.

La Sociedad Española de Enfermeras Geriátricas y Geronto-geriátricas plantea que la gestión de los servicios gerontológicos, es decir, su planificación y organización, debe estar a cargo de una enfermera que tenga formación reconocida en ese campo. La enfermera gerontológica debe:

  • Poseer conocimientos teóricos y específicos y desarrollar aptitudes y habilidades para asumir las responsabilidades de sus decisiones y acciones.
  • Elaborar y desarrollar el plan de cuidados que llevará a cabo con los cuidadores o la familia y el anciano, tomando en cuenta los valores y la historia de vida de éste, el entorno y los recursos disponibles.
  • Realizar la valoración integral y sistemática de su estado de salud, utilizando para ello los diagnósticos de enfermería.
  • Proporcionar, mediante un plan de cuidados, la atención necesaria para mantener y restablecer las capacidades globales y para prevenir o retrasar las complicaciones de las incapacidades.
  • Favorecer la adaptación a las nuevas situaciones.
  • Acompañar al adulto mayor y su familia en el proceso de muerte.
  • Evaluar sistemáticamente el resultado de sus intervenciones sobre los adultos mayores y sus familias, para determinar el grado de logro de los objetivos propuestos.
  • Prestar atención al paciente mayor en conjunto con el resto de los miembros del equipo interdisciplinario, ajustando sus decisiones a los principios bioéticos.
  • Realizar trabajos de investigación en enfermería gerontológica destinados a generar, organizar y profundizar el cuerpo del conocimiento propio.
  • Asumir las responsabilidades del desarrollo profesional y contribuir al crecimiento de los miembros del equipo.
  • Sustentar siempre sus decisiones y prácticas en el código deontológico.

Otros organismos han planteado competencias específicas del profesional que ejerce la enfermería gerontológica, entre ellos el Instituto John Hartford, de la Universidad de Nueva York, la Asociación de Gerontología en la Educación Superior americana y la OPS.

Propuesta de lineamientos OPS

En la reunión de la OPS de 2003 se convocó a la elaboración de un documento dirigido a ayudar a las carreras de enfermería que aún no han logrado avanzar lo suficiente en la problemática de la salud del adulto mayor; no es el caso de las carreras de Chile, que empezaron a enfrentar esta problemática hace cierto tiempo. El documento entrega los lineamientos para afrontar la situación del adulto mayor; sugiere los contenidos y enfoques hacia los campos en que se debe trabajar; y plantea una serie de competencias, objetivos educacionales y ámbitos en los cuales están esas competencias. Este documento de trabajo está abierto a la discusión para todas las enfermeras que deseen colaborar; los aportes se hicieron llegar a lo participantes de la Conferencia Iberoamericana de 2005, que se realizó en Concepción, Chile y continúa a disposición de quienes quieran agregar algo más. Según estos lineamientos, los objetivos a lograr en la formación del profesional son:

Lograr una actitud sensible, abierta, comunicativa y de aceptación hacia los adultos mayores, basada en el reconocimiento del derecho a la salud de las personas de este grupo etario y en el respeto por las prácticas culturales de la población, en lo referido al adulto mayor, a fin de suministrar un sistema de cuidados de calidad y culturalmente aceptable. Para lograr esta actitud, el egresado debe:

  • Adquirir compromisos con el adulto mayor, la familia, la comunidad y la profesión.
  • Concebir al adulto mayor como un ser único, con sus propios antecedentes, cultura, conocimientos, experiencias, necesidades biológicas, psicológicas y espirituales.
  • Reconocer las actitudes y valores culturales propios sobre el adulto mayor y de su familia y darse cuenta de cómo estas actitudes y valores interfieren o apoyan en el cuidado culturalmente aceptable y de calidad.
  • Identificar principios éticos para enfrentar problemas complejos en el cuidado del adulto mayor.
  • Comunicarse afectiva, empática, comprensiva y respetuosamente con el adulto mayor y su familia, reconociendo los factores del desarrollo que intervienen en el proceso comunicacional.
  • Tener una actitud de optimismo en el cuidado del adulto mayor.

Reconocer la complejidad y multicausalidad de los procesos relacionados con la salud y el envejecimiento. Para ello plantea que el egresado debe ser capaz de reconocer el fenómeno social del envejecimiento, analizar las múltiples variables que lo constituyen y reconocer la funcionalidad como indicador de salud en el adulto mayor.

Optimizar las capacidades del adulto mayor: mantener la funcionalidad, detectar riesgos y prevenir los eventos de alta incidencia en los adultos mayores que tienen impacto directo en su salud y expectativa de vida, como caídas, úlceras por presión, insomnio, entre otras; además, debe aprender a identificar y manejar las condiciones de morbilidad y comorbilidad frecuentes, reconocer su impacto en la funcionalidad de los adultos mayores y reducir este impacto mediante intervenciones autónomas, adecuadas y oportunas, dirigidas al adulto mayor, su familia y la comunidad. Para lograr estos objetivos, el profesional de enfermería debe:

  • promover acciones, junto al adulto mayor y su familia, que favorezcan el desarrollo de la autonomía e independencia;
  • estimular la participación activa del adulto mayor en la sociedad y la familia;
  • insistir en la importancia del autocuidado y de los planes de autocuidado;
  • evaluar las condiciones de vida del adulto mayor, es decir, su entorno físico, sociológico y sociocultural;
  • asistir en la identificación, eliminación o minimización de los factores de riesgo que de aquél se desprendan y favorecer la optimización de sus fortalezas;
  • generar y emplear en las prácticas cotidianas instrumentos de valoración y medición estandarizados, cualitativos y cuantitativos, contextuados a la realidad sociocultural, que permitan determinar el estado funcional, físico, cognitivo, psicológico y espiritual e identificar situaciones de maltrato, síndromes geriátricos frecuentes, etc.
  • caracterizar situaciones de urgencia y síndromes geriátricos frecuentes y actuar en consecuencia, identificando los recursos apropiados del sistema de salud (incontinencia, caídas, confusión, etc).
  • elaborar y utilizar registros de valoración del adulto mayor, de las intervenciones de enfermería y de evaluación del cuidado, y velar por la calidad de dichos registros;
  • brindar cuidados individualizados, congruentes con las condiciones y necesidades de cada adulto mayor;
  • adecuar las destrezas técnicas propias;
  • utilizar la tecnología disponible para mejorar su funcionalidad;
  • promover un cuidado ético y humanizado hacia el final de la vida, libre de dolor y de síntomas desagradables y en el entorno que el paciente prefiera.

Desarrollar actitudes y capacidades para realizar actividades de educación destinadas a la promoción de la salud, prevención de enfermedad y promoción de ambientes saludables con las poblaciones económicamente activas, y participar activamente en el aprendizaje de los adultos mayores, su familia y la comunidad, acerca del proceso de envejecimiento y autocuidado. Con tal fin, debe:

  • desarrollar competencia para identificar las diferentes estrategias de intervención educativas con los adultos mayores, su familia y la comunidad;
  • promover en la comunidad una actitud positiva hacia el envejecimiento y la población adulta mayor, así como la adopción de estilos de vida que conduzcan a un envejecimiento activo;
  • capacitar a los adultos mayores para su incorporación en actividades sociales y de mantenimiento y promoción de la salud;
  • valorar el conocimiento y las habilidades de los parientes cercanos de los adultos mayores acerca de las necesidades de cuidado y tecnologías adecuadas;
  • implementar programas de educación y trabajo comunitario conjunto, tendientes a identificar y capacitar en las prácticas más adecuadas de cuidado, acordes con los recursos y motivaciones de cada sector en particular;
  • y asumir su propia formación continua.

Gestionar el cuidado institucional y comunitario y participar activamente en las esferas de decisión relacionadas con la problemática del adulto mayor. Para eso ha de ser competente en:

  • evaluar el impacto del envejecimiento poblacional, la pobreza, la desigualdad social y el tipo y calidad de cobertura de salud, incluyendo la oportunidad de atención en la salud y los recursos de apoyo para los adultos mayores;
  • contrastar el modelo geriátrico vigente en su país o región con otros modelos internacionales y reconocer fortalezas y debilidades de cada uno de ellos.
  • reconocer los beneficios de participar o influir en forma activa y comprometida en las esferas de decisión políticas sobre la salud del adulto mayor;
  • influir activamente en los niveles de decisión de las instituciones donde trabaje, para la sensibilización respecto a las necesidades y derechos de los adultos mayores;
  • identificar los diferentes tipos de servicios de apoyo para el cuidado del adulto mayor;
  • reconocer su existencia o evaluar su eficacia en el lugar donde se desempeñe, orientando a los adultos mayores sobre su utilización o detectando necesidades de generación de esos servicios;
  • describir y participar en los procesos de referencia de los pacientes adultos mayores entre distintas instituciones de corta y larga estadía, tanto públicos como privados;
  • reconocer los beneficios del equipo interdisciplinario en el cuidado del adulto mayor, garantizando una comunicación eficaz y solidaridad entre los miembros del equipo.

Utilizar los resultados de investigaciones clínicas previas como herramienta en la práctica diaria y demostrar disposición para obtener, a partir de su propio ejercicio clínico, resultados basados en la evidencia que retroalimenten el conocimiento de la enfermería geriátrica y permitan la modificación de esa práctica.

Elementos teóricos del cuidado de los adultos mayores

El foco de la enfermería es el cuidado, rol que se ha descrito en la literatura desde varias perspectivas. Hay quienes lo han visto como la forma natural de ser en el mundo: somos personas de cuidado, somos seres de cuidado; también se ha visto como una obligación moral, una obligación ética de vivir pensando en el bien de los demás, más que en el propio; se ha visto como una relación interpersonal, que se puede transformar o no en una relación curativa; y también se ha visto como una intervención terapéutica. Cualquiera sea la perspectiva desde la cual se vea el cuidado de enfermería, la finalidad de éste es, prioritariamente, aliviar el sufrimiento humano, mantener la dignidad y facilitar medios para que el individuo y su entorno manejen en forma adecuada las crisis y las experiencias de vivir y morir.

Para que el cuidado se exprese en su plenitud, los cuidadores deben adquirir conocimiento y experiencia en la realización de actividades técnicas y de prestación de información y educación del paciente y su familia, conjugando todo esto con expresiones de interés, consideración, respeto y sensibilidad, tanto a través de la palabra como mediante los tonos de voz, posturas, gestos, tacto, etc. Si se acepta la gestión de los cuidados como foco de la profesión de enfermería, cada uno de estos matices del cuidado deberá hacerse evidente en el ser y hacer de este profesional, tanto más si su trabajo se realiza con adultos mayores.

Referencias

  • Servicios de Enfermería y Partería para contribuir al logro de equidad, acceso, calidad y sustentabilidad de los servicios de salud. Plan mediano plazo 2002-2005.
  • 26° Conferencia Panamericana CSP26/13.