Señor editor:

El tema presentado por el Doctor Luis Delpiano¹ es un desafío permanente a los gestores sanitarios -incluyendo el gobierno-, fundamentalmente teniendo en cuenta las últimas notificaciones internacionales sobre gérmenes multirresistentes.

Una realidad de la que ningún hombre puede escapar es que, gracias a los antibióticos, nuestra calidad de vida se ha visto beneficiada radicalmente. Sin embargo, el uso de los mismos tiene una reacción adversa implícita que es la aparición de resistencias. Está claro que las bacterias, durante millones de años, han ido desarrollando mecanismos que les han permitido su supervivencia.

Uno de los mecanismos más eficaces para disminuir la aparición de la resistencia es el uso racional de estos fármacos. Un claro ejemplo se da en el estudio de Seppälä H. y The Finnish Study Group for Antimicrobial Resistance², donde se demuestra que el descenso de uso de un antibiótico hace descender la resistencia bacteriana al mismo.

Además de ser muy importante tener en cuenta las infecciones intrahospitalarias, también lo es el realizar un adecuado uso de los antibióticos en la población a nivel comunitario, ya que las resistencias que allí se crean pasan a todos los ámbitos en los que el hombre habita, incluyendo los hospitalarios.

Estoy de acuerdo en que hay que generar, utilizar y monitorizar indicadores específicos de gestión institucionales que permitan evaluar la situación en relación al tema en forma oportuna. Para ello, los sistemas de información intrahospitalarios deben ser muy fluidos y la acción, en consecuencia, deberá ser eficiente. El desafío es educar a la población y al personal sanitario en forma constante sobre la implicancia de un uso inadecuado de estos fármacos, ya que el costo futuro de ello será la ausencia de los beneficios que éstos ofrecen a nuestros hijos.