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Los remedios nos importan… ¡Y cómo!

Medicines matter and a lot!

Este mes publicamos una reseña histórica sobre los medicamentos esenciales y las recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud ha ido elaborando en los últimos cuarenta años (doi 10.5867/medwave.2013.05.5733). La importancia de este tema radica en que gran parte del gasto en salud de los gobiernos y de las personas está representado por las compras de medicamentos, por lo que el impacto que tiene este ítem sobre los presupuestos nacionales y familiares es grande. El artículo de José Antonio Pages, representante de la Organización Panamericana de la Salud en Chile, señala que más de un tercio de la población mundial aún enfrenta dificultades de acceso a medicamentos de bajo costo y de calidad. Por otra parte, la producción de muchos fármacos ya no es rentable para las compañías farmacéuticas, por lo que han ido desapareciendo de los mercados a pesar de la evidencia de su utilidad. La elaboración de una Lista Modelo OMS de Medicamentos Esenciales pretende ser una respuesta a la preeminencia que ha adquirido la lógica del mercado en este ámbito, que no siempre responde satisfactoriamente a las necesidades de salud de la población.

El impacto que tiene el gasto de bolsillo en salud fue analizado por un estudio descriptivo econométrico que encontró que en Chile este gasto es alto y ha crecido, con una importante influencia sobre la desigualdad1. El estudio indica que en 2007 el 55% del gasto total de bolsillo fue destinado a medicamentos, pero con mayor impacto en los quintiles más bajos (Q1=68%; Q5=47%).

El gobierno de Chile, por lo mismo, está empeñado en que se apruebe un proyecto de ley en el congreso que modifica el Código Sanitario en materia de regulación de farmacias, conocido como ‘‘Ley Nacional de Fármacos y Bioequivalencia’‘. Este proyecto ha enfrentado numerosos escollos en su proceso de tramitación, ya que entre sus medidas principales se encuentra la de habilitar la venta “OTC” (over the counter, o bien, venta libre) de medicamentos que no requieren receta médica en establecimientos que no sean farmacias con autorización sanitaria y presencia de un profesional químico-farmacéutico. El proyecto también obligaría a los médicos a escribir el nombre genérico del medicamento en la receta2.

Sin embargo, el proyecto ha enfrentado resistencia y acción de lobby informal por lado y lado. Por una parte, el lobby de las cadenas de farmacias, que buscan controlar el dispendio para que no entren nuevos actores. Y por otra parte, el lobby de los grandes supermercados y minoristas que buscan instalar la venta en sus propios locales. Por ahora la discusión está entrampada. La apuesta del gobierno es que con este proyecto se reducirán los costos de muchas medicinas debido a la acción de un mercado más competitivo. El Colegio Médico de Chile ha destacado su apoyo a la medida, siempre y cuando los genéricos sean efectivamente bioequivalentes3. Por otra parte, el Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile sostiene que los fármacos no pueden ser comercializados como un bien de consumo, requieren vigilancia y control profesional, y atribuye a la mercantilización y desregulación del mercado farmacéutico el efecto de colusión y falta de competencia actual. Todo esto no se vería remediado por la actual propuesta, sino más bien se vería empeorado4.

Por mientras que avanza esta discusión en el país, en medio de presiones y declaraciones apasionadas y a veces hasta destempladas, las personas que van a comprar sus remedios en el mercado nacional se encuentran que muchas veces estos no están disponibles. Un paciente contó que le fue imposible comprar amiodarona genérica en las farmacias de Santiago, ciudad capital de Chile. Asimismo, la autoridad sanitaria está investigando por qué dos medicamentos esenciales, la carbamazepina y la levoteroxina, han desaparecido del mercado nacional en su forma genérica, mientras que sí se encuentran disponibles sus homólogos de marca, que a veces superan en 20 veces el precio del genérico5. Otro testimonio indica que los envases de 60 comprimidos de Spiron 1 mg (versus 30 comprimidos) y cuyo costo es menor, han desaparecido por completo del mercado nacional.

No cabe duda que el acceso a medicamentos de precio razonable y de calidad certificada es una necesidad imperiosa para la población. La inquietud de la Organización Mundial de la Salud, plasmada en 40 años de trabajo en esta dirección, es reflejo de la magnitud del problema y cómo, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos, estamos aún muy distantes de cumplir con este objetivo. A veces la profesión médica está sometida a una fuerte presión de parte de la industria farmacéutica para que prescriba más y más medicamentos, lo que incluso ha motivado a un movimiento de abogacía de académicos y científicos que sienten que el lucro tiene preeminencia por sobre las personas (Selling Sickness). Pero otras veces, nuestros pacientes necesitan remedios que de verdad hacen bien y cuando no tienen acceso a ellos, es un tema que nos debe importar a todos.