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Uso clínico de probióticos

Clinical use of probiotics

Introducción

En esta presentación se mostrará el uso clínico de algunas cepas seleccionadas de probióticos.

Es importante recordar que la microflora intestinal sufre una serie de cambios fisiológicos a lo largo de la vida, durante el destete, la adolescencia y la edad senil, pero también pueden producirse cambios en situaciones patológicas, como el uso de drogas o distintas situaciones de estrés, en las cuales es posible intervenir. La administración de probióticos tiene como objetivo intervenir a nivel de la flora, para producir modificaciones positivas en sus funciones.

Cuando se habla de modular la flora intestinal, es posible aumentar el aporte de microorganismos exógenos a través de los probióticos o de los prebióticos, es decir, aportando sustratos utilizables por poblaciones endógenas del intestino; también es posible utilizar ambos, con el concepto de simbiosis. En este caso se hablará sólo de probióticos.

Probióticos

Desde que partió la idea de cambiar la flora intestinal a través del aporte de microorganismos se han propuesto varias definiciones; la más completa establece que se trata de:

Una preparación o producto que contiene microorganismos definidos, conocidos, viables y en cantidades suficientes para alterar la microflora en alguno de los compartimentos del hospedero, ejerciendo un efecto beneficioso sobre la salud.

Las características de los probióticos que se utilizan en los seres humanos son:

  • Ejercen actividades específicas a nivel del tubo digestivo, que pueden ocurrir en los diferentes niveles en que actúa la flora; ésta tiene una función inmune, por lo tanto se pueden buscar probióticos que tengan actividad a este nivel, a nivel nutricional, metabólico o protectora en general, como la flora humana.
  • Son inocuos, característica que es fundamental, porque no son originarios del ser humano.
  • No colonizan en forma permanente, sino sólo mientras se consumen.
  • Tienen la capacidad de mantenerse vivos a lo largo del tubo digestivo, a pesar de las protecciones fisiológicas intestinales destinadas a eliminar los patógenos, como la acidez gástrica, las enzimas del intestino delgado y la acción de las sales biliares.

Los principales microorganismos que se han considerado como probióticos son los lactobacilos y las bífidobacterias. Existen distintos listados, pero todos son beneficiosos para la salud y se encuentran habitualmente en la flora. Hay otras bacterias lácticas y algunos microorganismos no lácteos, bastante estudiados como probióticos, tales como la E. coli no patógena y las levaduras Saccharomyces cerevisiae y Saccharomyces boulardii.

Mecanismos de acción

El objetivo de la administración de probióticos es estimular y mejorar las funciones propias de la flora intestinal. Dentro de sus mecanismos de acción se describe que:

  • modifican la actividad de enzimas intraluminales;
  • aumentan la actividad lactásica y de la glicosidasa;
  • disminuyen la actividad de otras enzimas, como la beta glucuronidasa, la azoreductasa y la nitroreductasa;
  • compiten con los patógenos por los nutrientes y por los sitios de adhesión a la mucosa;
  • producen sustancias bactericidas o bacteriostáticas, como los ácidos grasos volátiles, agua oxigenada, bacteriocina, etc.;
  • estimulan el sistema inmune, ya sea a nivel local o sistémico, por vía celular o humoral;
  • tienen un efecto antioxidante y de estabilización de la función de barrera.

Revisión de la literatura

Existe una serie de estudios clínicos en los que se ha demostrado el efecto que tienen estas cepas seleccionadas; todos estos estudios han sido publicados en revistas internacionales de alto impacto y la mayoría de ellos ha evaluado el uso de probióticos en distintos tipos de diarrea y con distintos tipos de antibióticos.

Varios estudios han demostrado efectos positivos al asociar diferentes probióticos, como lactobacilos, bífidobacterias y S. boulardii, con antibióticos, con diferencias significativas en comparación con placebo. Todos estos son estudios aleatorios, controlados y doble ciego.

El Lactobacillus rhamnosus GG, que también se denomina ATCC 53103, una sigla internacional que permite diferenciarlos, fue descubierto por Golding, que lo aisló a partir de heces de adultos sanos y ha sido ampliamente estudiado. Su mayor efecto consiste en estimular las funciones de la flora intestinal. Este lactobacilo produce sólo ácido L láctico positivo y se adhiere fuertemente al mucus y a la mucosa intestinal, por lo cual es capaz de mantenerse más tiempo y ejercer efectos de barrera.

Si se aporta este probiótico a lactantes de pretérmino, aparece con rapidez en las deposiciones, como lo demostró un estudio en el cual, al suspender el aporte comenzó a disminuir hasta desaparecer en dos a tres semanas.

También se ha estudiado el efecto del Lactobacillus GG sobre la respuesta inmune del aparato digestivo, en especial frente a la infección por rotavirus. En un estudio con placebo y Lactobacillus GG se observó un aumento del número total de células secretoras de inmunoglobulina en fase aguda, una estimulación de toda la respuesta de inmunoglobulinas durante el período y un aumento del número total de células secretoras de IgA específica antirotavirus, en la fase de convalecencia de la infección. Esta respuesta fue significativa respecto al placebo.

En estudios realizados por la Dra. Isolauri, la administración conjunta del Lactobacillus GG y una vacuna antirotavirus en lactantes aumentó la respuesta inmune específica al rotavirus, es decir, aumentó y estimuló la respuesta de la vacuna.

En un estudio de Guarino, en el cual, a un grupo de niños con fibrosis quística se le administró una cantidad determinada de Lactobacillus GG durante 6 meses, se observó que los episodios de infección pulmonar disminuyeron de 2,2 a 0,7 en promedio. En este mismo grupo, el dolor abdominal disminuyó de 9 episodios/niño a 1 episodio/niño, durante estos 6 meses.

En el INTA realizamos un estudio en un grupo de estudiantes de Medicina voluntarios, para determinar el efecto de los probióticos sobre la alteración de la permeabilidad de la mucosa gastrointestinal causada por antiinflamatorios no esteroidales. Se midió la excreción urinaria de sacarosa, lactulosa y manitol y se comprobó que en 100% de los sujetos se alteraba la permeabilidad de la mucosa gastrointestinal. Esta medición se realizó en forma basal; después de la administración de indometacina; después de indometacina junto con Lactobacillus GG vivo por 5 días, e indometacina más Lactobacillus GG muerto por calor, por 5 días. En el grupo que recibió Lactobacillus GG vivo junto con indometacina, se redujo de manera significativa la alteración de la permeabilidad de la mucosa gástrica.

Los antiinflamatorios no esteroidales, al alterar la permeabilidad de la mucosa gastrointestinal, pueden ser el primer paso de una gastritis crónica o una úlcera gastroduodenal, por lo tanto, si este estudio nos permite decir que el uso de este probiótico disminuye la alteración de la mucosa gástrica, es un dato muy útil, dada la alta utilización de estos antiinflamatorios en la población.

En otro estudio se suplementaron las sales de rehidratación oral con Lactobacillus GG, en lactantes de 1 mes hasta niños de 3 años y el promedio de duración de la diarrea disminuyó en forma significativa, de 72 horas en el grupo control a 58 horas en el grupo que recibió el probiótico.

Con respecto a Bifidobacterium longum BB 536, probiótico también conocido como BB-12, que ha experimentado una serie de cambios de nombres, como la mayoría de los probióticos, fue aislado en 1969 de las heces de un lactante sano y amamantado y ha sido muy estudiado, sobre todo en el aspecto nutricional. Esta cepa también produce sólo ácido L positivo láctico, se mantiene muy bien en las fórmulas en polvo, tiene muy buena estabilidad y es totalmente inocuo, debido a que fue aislado de un lactante.

En un estudio realizado en recién nacidos de pretérmino, se observó que el probiótico aparecía en las deposiciones desde el momento en que se empezaba a administrar. Este probiótico estimula el recuento de Bifidobacterium, es decir, en el momento en que se empieza a administrar el probiótico, aumenta y se recupera en las deposiciones con rapidez.

También se ha demostrado que, a medida que aumenta la presencia del probiótico, disminuyen algunos patógenos potenciales, y cuando se suspende la administración del probiótico, desaparece de las deposiciones y comienza a aumentar el recuento de las bacterias patógenas.

En un estudio se observó que el probiótico disminuye el pH, el cual se mantiene bajo durante la administración, y en forma conjunta disminuye la excreción fecal de beta glucuronidasa y amonio.

En otro estudio se demostró que el probiótico previene la diarrea asociada a antibióticos. En el día 1 no se produjeron diferencias, pero la diferencia durante el día 3 fue significativa en términos de peso de las deposiciones, lo cual implica una menor cantidad de diarrea. También disminuía el número de días con diarrea. El probiótico y el placebo se entregaron en yogur.

En un estudio se analizó el puntaje de pacientes con eczema en un grupo de lactantes que después del amamantamiento recibieron una fórmula a base de proteínas de suero de leche, altamente hidrolizada, pero suplementada con Lactobacillus GG o con Bifidobacterium, durante un período de 2 meses. El puntaje evaluó eczema, eritema, edema, pápulas, erosiones, liquenificación y sequedad de la piel, además de manifestaciones subjetivas como prurito y alteración del sueño, en una medición estándar en todos los pacientes.

Los pacientes amamantados, que eran 27, tuvieron un puntaje de 16 durante el amamantamiento; los pacientes, antes de recibir la fórmula con probióticos, tuvieron un puntaje promedio de 10 y los puntajes después de dos meses de tratamiento variaron de manera significativa entre los no tratados y los tratados con los dos probióticos. En los tratados con Bifidobacterium fue 0 y en los que recibieron Lactobacillus GG fue 1, mientras que los no tratados mantuvieron un puntaje alto.

La importancia de este trabajo radica en que uno de los problemas más importantes en la actualidad es el aumento de las alergias de todo tipo, y los probióticos simularían la realidad de épocas anteriores, cuando el intestino estaba bastante más contaminado, por lo tanto, es probable que su uso continuo disminuya la expresión de los cuadros alérgicos y sus diferentes manifestaciones.

Nosotros creemos que todavía el campo de investigación es amplio, pero las evidencias disponibles son suficientes para pensar en introducir estos compuestos en la alimentación de los niños sanos y de los que tienen algún déficit. Creo que es un aporte importante para quienes se desempeñan en pediatría.