Actualidad
← vista completaPublicado el 13 de marzo de 2024 | http://doi.org/10.5867/medwave.2024.02.2788
Preparación y respuesta ante emergencias sensibles a poblaciones migrantes en Chile: perspectivas postpandémicas
Emergency preparedness and response sensitive of migrant populations in Chile: post-pandemic perspectives
Resumen
El 31 de agosto de 2023, el Gobierno de Chile puso fin a la alerta sanitaria por COVID-19. Este hito invita a reflexionar sobre lecciones aprendidas respecto a la preparación y respuesta ante emergencias, que sean sensibles e informadas sobre la experiencia de la población migrante de nuestro país. En este marco, se presentan tres perspectivas. La primera se centra en evitar la responsabilización individual en el incumplimiento de las medidas de prevención del contagio, ya que este enfoque ignora las inequidades estructurales e históricas. Las recomendaciones de emergencia se deben construir bajo un abordaje colectivo y con la consideración de los diversos contextos socioculturales y políticos. La segunda perspectiva llama a tomar en cuenta y abordar la migración como determinante social de la salud de la población en la preparación y respuesta ante emergencias. Durante la pandemia, los cambios en la gobernanza de la migración en todo el mundo precarizaron los procesos migratorios, con riesgos para la salud física y mental de las personas que migran. Esto requiere una mejor planificación y decisiones informadas en evidencia científica para futuras pandemias. La tercera perspectiva se enfoca en promover la interculturalidad, dado que la comunicación de los riesgos de contagio y de las medidas preventivas se vio dificultada entre poblaciones migrantes con diversas cosmovisiones e interpretaciones de los procesos de salud y enfermedad. Asimismo, el responder a las necesidades de aquellas comunidades históricamente marginadas, requiere establecer modos de vida que respeten la diversidad en las narrativas y las prácticas cotidianas. Los gobiernos y sistemas sanitarios deben incorporar la migración a sus estrategias de preparación y respuesta ante emergencias, con la construcción de las condiciones para su cumplimiento óptimo.
Ideas clave
- La preparación y respuesta ante emergencias como la pandemia por COVID-19 debe tomar en cuenta las particularidades de los grupos que experimentan vulnerabilidad social y política, dentro de ellas algunas comunidades migrantes internacionales en Chile.
- Para esto, se debe desplazar el foco de la responsabilidad individual en el cumplimiento de las medidas, para construir estrategias que tomen en cuenta las fuerzas estructurales que limitan ese cumplimiento, lo cual incluye considerar a la migración como determinante social de la salud y la pertinencia intercultural de las estrategias que se implementan.
- Los gobiernos y sistemas de salud deben reconocer e incluir la migración en sus estrategias de preparación y respuesta ante emergencias, en virtud de la creciente diversidad de las sociedades contemporáneas con soluciones que se adapten a los contextos y realidades de estos grupos diversos.
Introducción
La pandemia por COVID-19 exacerbó inequidades existentes en la salud y el bienestar poblacional general y, con mayor fuerza, en grupos que enfrentan alguna vulnerabilidad social, entre ellas las comunidades migrantes internacionales. Esto se puede traducir en desafíos para la preparación y respuesta ante emergencias por parte de los estados, que no siempre están informados de necesidades específicas de estas poblaciones. A inicios de la pandemia en Chile, en abril de 2020 se documentó que 61% de personas migrantes internacionales no se sentían preparadas para afrontar esta emergencia sanitaria [1]. Tres años y medio más tarde, el 31 de agosto de 2023, el Gobierno de Chile puso fin a la alerta sanitaria por COVID-19. Este importante hito invita a reflexionar sobre lecciones aprendidas y oportunidades de mejora en la preparación y respuesta ante emergencias, que sea sensible e informada de lo que ocurre en la creciente población migrante en Chile. De manera general, la preparación se centra en la evaluación, percepción y anticipación de los riesgos, mientras que la respuesta se centra en tratar y hacer frente al suceso catastrófico, tanto a nivel logístico como psicosocial [2]. De cara a mejorar la preparación y respuesta ante futuras emergencias, surgen tres perspectivas para que esta planificación sea inclusiva e informada de las necesidades y las experiencias de poblaciones migrantes:
-
Evitar la responsabilización individual.
-
Abordar la migración como determinante social de la salud.
-
Promover la interculturalidad en salud.
La responsabilización individual
La responsabilización individual de personas migrantes en el no cumplimiento de las medidas de prevención del contagio es limitante y arriesgada [3]. De acuerdo con estudios disponibles, cuando los países instaban a cumplir con cuarentenas preventivas y mantener distancia social, estas fueron muy difíciles de cumplir en personas que vivían en hacinamiento, que salían a trabajar para poder alimentarse, que dependían de trabajos informales o que perdieron su trabajo. Estas recomendaciones fueron fundamentales antes de la llegada de las vacunas. Sin embargo, numerosos estudios demostraron que solo pudieron ser seguidas correctamente por los segmentos socioeconómicos de más altos ingresos [4], en contraste con algunas comunidades migrantes y otros grupos vulnerables, donde la adherencia fue baja. Por ejemplo, un estudio desarrollado en 2021 indagó en las vulnerabilidades y recursos psicosociales y socioeconómicos de migrantes internacionales en la Región Metropolitana [5], y encontró que 31,2% de los participantes indicó no haber cumplido con las recomendaciones de cuarentena por tener que salir a trabajar.
La evidencia disponible en este tema indica que la preparación ante emergencias debe incluir medidas contextuales y colectivas, que permitan derribar inequidades sociales estructurales, persistentes e históricas. En ese sentido, es esencial el desarrollo de estrategias de salud pública intersectoriales que contribuyan a proporcionar condiciones de vida mínimas necesarias para poder cumplir con las recomendaciones de excepción ante emergencias en estas poblaciones. La responsabilización individual del no cumplimiento de este tipo de medidas sería únicamente posible cuando las decisiones son tomadas de forma participativa y horizontal, en función de los diversos contextos socioeconómicos, políticos y culturales de cada comunidad [6].
La migración como determinante social de la salud
En la preparación y planificación de futuras emergencias, es importante reflexionar sobre la importancia de la migración como determinante social de la salud. En todo el mundo, la migración puede afectar la salud de manera diversa a la par de las condiciones y contextos de riesgo y protección en los cuales el desplazamiento ocurre. Con ello, la migración es reconocida como determinante social de la salud con potencial de impactar en la salud poblacional [7].
En pandemia se documentaron cambios estructurales en la gobernanza de la migración en todo el mundo. En general, se buscó reducir las vías de acceso regular y se extremó la regularización migratoria, a fin de prevenir el ingreso del SARS-CoV-2 a los países. Esto precarizó los flujos migratorios, fomentó los tránsitos irregulares y limitó los procesos de regularización. De igual forma, tuvo consecuencias negativas en los determinantes sociales de la salud de las personas que migran, al dificultar el acceso a empleo formal, a vivienda digna y a servicios de salud. Todo lo cual impactó negativamente en su salud tanto física como mental, además de ser sometidos a experiencias de discriminación, racismo y xenofobia [5].
Por lo aquí expuesto, el abordaje de la migración como determinante social de la salud requiere de una profunda revisión ética, política y económica de nuestros procesos de integración, respeto y ejercicio del derecho en contextos de diversidad sociocultural en Chile. Asimismo, en la planificación sanitaria resulta imprescindible discutir y analizar las dimensiones estructurales, históricas e incluso coloniales de la migración en nuestra región y sus efectos en salud poblacional.
Promoción de la interculturalidad
La interculturalidad en salud se interesa por el encuentro de diversos sistemas de creencias, formas de interpretar, tradiciones, prácticas, idiomas, y modos de ser y de actuar propios, dentro del espacio de atención de salud [8]. En pandemia se reportaron dificultades para comunicar los riesgos de contagio y medidas de prevención en aquellas poblaciones migrantes con diversas cosmovisiones y formas de comprender sus procesos de enfermedad, lo cual limitó el impacto de la diversidad de interpretaciones de dichas medidas [1,5].
En ese sentido, la respuesta ente las necesidades de prevención y respuesta en el contexto de emergencia sanitaria requiere de la comprensión y el reconocimiento de aquellos grupos histórica, estructural y persistentemente invisibles o excluidos [9]. También requiere de una redefinición de la relación de poder entre dichos grupos, el Estado y la sociedad general, de manera de establecer relaciones interculturales respetuosas de la diversidad desde la narrativa, el imaginario común y la práctica cotidiana [10].
Conclusiones
En el contexto actual de diversidad social, cultural y étnica, la migración debe ser un factor crucial para tomar en cuenta en la planificación y respuesta ante emergencias sanitarias por parte de los gobiernos y sistemas de salud. La preparación y respuesta ante emergencias es de responsabilidad del Estado, quien debe crear condiciones para un óptimo cumplimiento de las medidas establecidas en coordinación con distintos actores sociales. Asimismo, dichas medidas deben ser co-creadas con las comunidades, acorde a su realidad. Se debe reconocer y abordar la migración como determinante social de la salud. Finalmente, las estrategias que se diseñen e implementen deben considerar el enfoque de interculturalidad, con el reconocimiento de la diversidad como riqueza de las naciones.