Señora editora:

El día 2 de febrero del 2017, el comité multisectorial peruano encargado del “Estudio Nacional del Fenómeno El Niño” (ENFEN) declaró que, ante la evolución reciente de las condiciones océano atmosféricas en el Pacífico Ecuatorial Oriental (que incluye la costa norte del Perú), se habían consolidado las condiciones necesarias para un evento “El Niño costero débil” o “El Niño-Southern Oscillation (ENSO)”. Esta condición contribuye al incremento de la temperatura del mar y la frecuencia de lluvias de muy fuerte magnitud en la vertiente del Pacífico, especialmente en la costa norte de nuestro país [1]. De esta manera, se activó el estado de “Alerta de El Niño Costero”, estado que, según el último comunicado del comité ENFEN (12 de junio del 2017), finalizó en el mes de mayo y se cambió de estado de alerta a “no activo” [2].

Durante esta temporada de lluvias, las intensas precipitaciones pluviales provocaron 453 “huaycos” o desprendimientos de lodo y piedras, 314 inundaciones, 158 derrumbes y 238 deslizamientos. Estos eventos ocasionaron la muerte de 163 personas y dejaron 276 851 personas damnificadas; además, produjeron daños a 375 864 viviendas, 3450 instituciones educativas y 1131 establecimientos de salud. Así mismo, se destruyeron 4391 km de carreteras, 24 131 km de canales de riego y 51 378 hectáreas de áreas de cultivos [3].

Las altas temperaturas, la humedad y las aguas estancadas causadas por el fenómeno de El Niño costero ocasionaron la aparición de muchas enfermedades infecciosas. Se confirmaron 5441 casos de Zika (en los departamentos de Ica, Loreto, Lima, etcétera) [4], 58 161 casos de dengue (en los departamentos de Piura, La Libertad, Ica, Tumbes, Lambayeque, etcétera) [5], 20 545 casos de malaria (la mayoría en Loreto) [6], 1122 casos de Chikunguya (en los departamentos de Piura, Tumbes, etcétera) [7], 1 027 390 de casos de episodios de infecciones respiratorias agudas y 220 425 casos de episodios de enfermedades diarreicas en menores de cinco años [8],[9]. 

Por consiguiente, es importante que las autoridades del sector salud continúen proveyendo las herramientas adecuadas -dotación de medicamentos esenciales, mejorar y reparar la infraestructura de los establecimientos de salud, asegurar la provisión de recursos humanos durante esta temporada, entre otras- que garanticen la atención integral de salud a las zonas afectadas. Es importante también, que se preocupen por una correcta vigilancia epidemiológica sobre los problemas de salud surgidos en esta temporada de lluvia y “Niño costero débil” y que sigan trabajando en conjunto con la población para que, ante un evento similar, se encuentren capacitados y preparados para poder evitar nuevos brotes infecciosos.