Estimada editora:

Recientemente leímos con amplio interés el trabajo “Educación médica para la investigación en pregrado: propuestas desde la experiencia de dos congresos estudiantiles nacionales de la Universidad de Valparaíso” realizado por Cabrera-Ubilla y otros, en donde se identificó mayor participación de las especialidades de medicina interna, pediatría y cirugía, mientras que, en cuanto a la valoración de las propuestas se determinó que el apartado con menor valoración en los reportes de caso fue la discusión. Así mismo, los trabajos que tuvieron mejor calificación en los diferentes ítems evaluados provenían de universidades privadas [1]. Por otro lado, los autores describen la pertinencia de incrementar la participación de los estudiantes de medicina en los primeros ciclos formativos e involucrarlos en los procesos investigativos [1].

A partir de lo anterior, se hace necesario abordar ciertos aspectos de gestión institucional y docente, que puedan limitar de manera significativa este objetivo, direccionado en promover la investigación científica en los programas de medicina.

Ahora bien, a pesar de que los estudiantes presentaban actitudes positivas hacia la investigación no obtenían reconocimientos por ello. Los factores personales (falta de tiempo y habilidades) y factores institucionales (financiación, instalaciones, acceso a revistas médicas y bases de datos) fueron las principales barreras [2] para mejorar la investigación formativa.

Teniendo presente este panorama, se ha propuesto crear un sistema que incluya programas de tutorías y provisión de recursos para aumentar la participación estudiantil en investigación [3]. Este enfoque tiene como objetivo mejorar la estructura organizativa, proporcionando mayores recursos, facilitando el acceso a bases de datos y revistas científicas, optimizando las instalaciones y dando reconocimientos a la labor científica de los estudiantes. Sin embargo, es necesario reconocer que varias universidades no cuentan con el suficiente presupuesto para tener un sistema solido de investigación e innovación.

En consecuencia, el proceso de tutorías presenta un reto adicional, dado que el equipo docente se encuentra a cargo de los módulos de investigación durante toda la carrera profesional, por lo que, quizás un cambio en el plan de estudios enfocado en el desarrollo de habilidades científicas pueda optimizar los procesos de reclutamiento de docentes investigadores [4].

Actualmente, se ha observado que muchos docentes universitarios carecen de competencias, actitudes y aptitudes investigativas para enseñar al estudiantado sobre investigación y publicaciones de alto impacto [5]. Además, la incorporación de estudios de investigación en los cursos de pregrado podría mejorar las experiencias y aprendizajes del estudiantado [6], generando nuevas habilidades, destrezas en lecto-estructura, investigación, tecnológica, cultura, ciencia, leyes, educación, pedagogía, entre otras.

Teniendo en cuenta lo anterior, se debe considerar que la investigación es un elemento crucial e indiscutible en las instituciones de educación superior, y que, fomentar la investigación formativa es parte de sus principales labores. Por lo tanto, es necesario una perspectiva menos “utópica” y más objetiva de acuerdo a los lineamientos institucionales, limitaciones en recursos, claustro docente y realidad social, si realmente se prevé mejorar los procesos investigativos.