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Gestión en salud: lo que el cirujano debe conocer

Health management: what the surgeon should know

Resumen

Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada durante el VII Congreso Latinoamericano y XLV Congreso Anual Capítulo Chileno del Colegio Americano de Cirujanos, en el Simposio "El Cirujano en su Trabajo Diario".
Presidentes de Sesión: Dr. Raúl Correa, FACS, Chile, Dr. Jaime Escallón, FACS, Colombia.

La gestión en salud es un tema que para América Latina tiene un valor importante por los virajes que la administración de la salud ha tomado en nuestro continente.

Los cirujanos debemos entender la diferencia que hay entre lo que se nos pide administrar y lo que se nos pide gestionar, es decir lo que es gerencia, si se entiende la administración como el acto sencillo de planificar, organizar, dirigir y controlar objetivos, recursos y procesos, tratando de lograr resultados mediante las ejecuciones que hacen los grupos de trabajo que cooperan con nosotros.

Con respecto a los objetivos, es importante la justificación de la empresa, en especial lo que mueve los procesos. Algunas empresas trabajan con ánimo de lucro; otras, sin ánimo de lucro, pero tampoco con ánimo de quiebra. Todos luchamos por la supervivencia de nuestras empresas, por obtener un crecimiento y, sobre todas las cosas, por obtener la preferencia de nuestros usuarios en relación con las necesidades de la comunidad.

Para lograr esos objetivos, disponemos de unos recursos en los planes de salud; sin ellos, no existiría ninguna forma de cumplir con los objetivos. Estos recursos, en algunos países, en Colombia en particular, sólo a veces están disponibles o existen, pero no tienen un manejo adecuado. Los recursos a los que me refiero son de distinta índole: recursos físicos, tecnológicos, de información, e inclusive el recurso humano.

En cuanto a los procesos, que son la tercera parte de la administración, la injerencia que tenemos directamente sobre ellos es lo que nos permite hacer gerencia. En nuestro continente nos hemos concentrado mucho en el manejo de los objetivos y de los recursos, pero hemos olvidado el manejo de los procesos, concretamente en el sector de la salud.

La gestión en salud no es otra cosa que la aplicación de la administración como ciencia básica, por parte de los administradores, o la aplicación de la gerencia como pensamiento administrativo, desde el más alto nivel conceptual hasta el oficio más simple de la organización, que es una parte de la administración. Esta diferenciación tal vez sea importante, en el sentido en que, por lo menos a los cirujanos, cuando se nos pide administrar lo que se nos entrega, estamos siempre pensando en que no tenemos el conocimiento de la ciencia básica administrativa para llevar a cabo nuestra labor; pero es muy diferente cuando se nos pide que actuemos de gerentes en lo que hacemos, porque eso no es más que aplicar el buen uso de los recursos para lograr los objetivos planteados mediante buenos procesos. Las personas que trabajan en esa dirección deben tener claro que, aun sin el conocimiento de la ciencia básica, esto se puede dar.

La salud, como está diseñada hoy, es una empresa que tiene una razón de ser, es una empresa que tiene una visión o un sueño, una razón de existir en el tiempo futuro, y como empresa debe realizar acciones emprendedoras de supervivencia y buscar resultados. Esto nos convierte a todos los que de alguna manera actuamos dentro de esta gran empresa, la salud, en gerentes de ella. Gerentes que tienen la obligación de mirar el avance de los procesos, de buscar y lograr los resultados que se esperan de lo que se nos entrega, y, sobre todo, adquirir el compromiso de obtener los resultados y dinamizar los procesos que manejamos en el sector de la cirugía.

La salud definida como ausencia de enfermedad, silencio orgánico o estado de bienestar, tanto en lo psíquico como en lo social; no es otra cosa que la búsqueda permanente de la armonía entre los seres vivos y su entorno. La salud desde siempre ha tenido indicadores de medición que se han interpretado, concebido y analizado en muchas dimensiones, como los de morbimortalidad o los de esperanza de vida al nacer, que miden de alguna manera el contexto social en donde la salud se aplica. Pero como es una empresa, un arte y una ciencia, también tiene objetivos, recursos y procesos. Nosotros tenemos la obligación de vincularnos al buen logro de los objetivos, al buen manejo de los recursos y, sobre todo, a la gran mejoría de los procesos que llevamos a cabo.

La salud, como tal, es el pilar fundamental del desarrollo socioeconómico de los países. A veces los objetivos son más importantes en algunos países que en otros, según el grado de compromiso y la prioridad que tienen los gobiernos, su desarrollo, la existencia de políticas serias que trasciendan de un gobierno a otro y la legislación. En el caso de Colombia, la legislación en salud es novedosa y solidaria, basada en la legislación chilena, con algunas cosas que la hacen más interesante, en el sentido de que se ha agregado el concepto de solidaridad entre los colombianos. Uno por ciento de lo que produce cada trabajador contribuye a un fondo de solidaridad para el fortalecimiento del grupo de personas que no cotizan en el sistema.

Los objetivos de la gestión en salud también dependen de la organización de cada país; de acuerdo a la copia que hemos hecho del sistema chileno, la dividimos en instituciones que prestan el servicio, equivalentes a las Isapres de Chile, y las instituciones que ejercen la promoción de la salud.

Para cumplir los objetivos intervienen además muchos actores en el sistema; así tenemos la parte del gobierno, la parte de los organismos prestadores, el desarrollo tecnológico y la reforma de la ley.

En cuanto a los recursos, en todos nuestros países parece que es un común denominador la carencia de ellos. En mi país, entre 10% y 13% del Producto Interno Bruto está destinado a la salud; en comparación con 15% a 18% que se utiliza en los Estados Unidos. A pesar de representar una gran parte del Producto Interno Bruto, los recursos han sido manipulados de alguna manera por la corrupción gubernamental, por las transferencias y, sobre todo, por los intermediarios. En mi país existe una gran oposición a la presencia de los intermediarios, al abuso de los recursos y a la utilización de los recursos que no llegan donde deberían llegar.

Con respecto a los procesos, sí está en nuestras manos mejorarlos, estos procesos en salud son bastante caóticos.

En nuestros países nos hemos concentrado mucho en el manejo de la calidad de la gestión en salud, en la consecución del recurso humano, con la esperanza de obtener buenos resultados en la gestión, y nos hemos olvidado de los procesos.

El recurso humano bueno no garantiza buenos resultados. Personal bueno con procesos malos siempre tiene resultados deficientes. Al contrario, gente buena con buenos procesos siempre obtiene resultados óptimos. Nos hemos concentrado mucho en los recursos humanos, buscando buenos resultados, pero olvidándonos de que los procesos técnicos o administrativos deben ser de la mejor calidad para asegurar los mejores resultados.

Este es el panorama actual en la búsqueda del error en medicina o el error en la práctica de la cirugía; se trata de hacer la cirugía mucho más segura, libre de lesiones accidentales; evitar el error, es decir, esa falla en el cumplimiento del plan de acción, o el uso de un plan erróneo para lograr las metas. Los errores en el ejercicio médico siguen siendo errores de planificación o errores de ejecución; y son independientes de que seamos buenos o malos administradores; sí está en nuestras manos tanto la planificación como la ejecución, para obtener la seguridad y evitar el error en medicina.

Hace unos días se publicó el informe final del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, después de dos años de investigación sobre el problema del error en el ejercicio de la medicina. Se concluyó que el ejercicio de la medicina no es tan seguro como debería serlo. Los episodios adversos ocurren entre un 2,9 – 3,7% de todas las hospitalizaciones. Entre el seis a siete por ciento de los errores o eventos adversos conducen a la muerte; la mitad resultan de errores médicos que se pueden prevenir. Entre 44.000 y 98.000 estadounidenses mueren cada año debido a errores médicos, convirtiéndose en la octava causa de muerte. Mueren más personas por errores médicos que por accidentes automovilísticos, cáncer de mama o SIDA, y el costo de estos eventos oscila entre 17 a 30 billones de dólares.

Dos por ciento de las admisiones hospitalarias experimentan algún grado de error. Esta situación aumenta obviamente el costo de la atención, dilapida los recursos en desmedro del mejoramiento de los procesos. Los errores también son la causa de aumentos de los costos en términos de repetición de los mismos procesos que impiden el cumplimiento de otras tareas; pero sobre todas las cosas producen una gran disminución en la confianza que tienen los usuarios en nuestros sistemas de salud. Aún así, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos concluye que el silencio rodea a estos hechos y es hora de comenzar a interpretarlos.

Desde la caída del muro de Berlín ha habido un cambio en lo político, económico, tecnológico, comercial y social. Este cambio puede ser manejado de dos maneras: oponiéndose permanentemente o liderándolo. Generalmente nos oponemos al cambio, ya que es un hecho cumplido y no hay forma de sacarle ventajas. Creo que el cambio hay que enfrentarlo y liderarlo con competitividad, y la calidad en salud es el elemento diferenciador que nos puede hacer competitivos.

La calidad es un imperativo ético en salud, es imposible descomponer la siguiente frase: “hacer lo que hay que hacer y hacerlo bien”. El debatir de todos los días consiste en descomponer esta frase, muchas veces hacemos lo que tenemos que hacer pero mal hecho o hacemos lo que no tenemos que hacer bien hecho. Puede que en otras áreas de la economía global, la definición de calidad no se aplique de esta manera, pero en salud no hay otra alternativa.

Hipócrates hace más de 2000 años decía, entre otras cosas, que en salud se debe hacer el bien o al menos evitar el daño. Hoy en día se dice: la medicina en la era de la información debe hacer correctamente las cosas correctas, que no es otra cosa que la aplicación de la definición que he dado anteriormente.

La calidad es algo muy sencillo de desarrollar, no es necesario ser experto en gerencia ni en administración para aplicar esta norma; consiste en tener un equipo humano dispuesto a prestar un buen servicio, que no exponga al paciente a riesgos innecesarios, y sobre todo que tenga la oportunidad a costos racionales.

En los procesos está la razón del éxito o el fracaso de nuestra práctica, de la inversión, de los valores que tenemos tan altos hoy en día y tan marcados en el error. Para esto es necesario analizar y estandarizar lo que hacemos, tanto en lo asistencial como en lo administrativo, y tener las herramientas de solución de problemas que nos permitan enfrentar los conflictos con visión de gerente y de administrador, so pena de que sigamos siendo sometidos a que otros lo administren y realicen la gestión de gerencia de la misma manera en que podríamos hacerlo nosotros con el conocimiento que tenemos sobre nuestros procesos. Somos gerentes de lo que hacemos porque conocemos lo que realizamos, tenemos la oportunidad de medirlo, si lo medimos podremos controlarlo, lo que nos da la posibilidad de dirigirlo, y si lo dirigimos tenemos la oportunidad de mejorarlo.

La gestión en salud es mirar la salud como una empresa que tiene una connotación económica, pero que tiene además un componente humanitario que no podemos perder. Esto es lo que los administradores natos tienen como desventaja ante nosotros, además del conocimiento de la ciencia y el arte que manejamos: la cirugía.

Se debe mirar, entonces, a la salud como una empresa que tiene la obligación de conocer el mercado de sus productos, racionalizar sus recursos, dejar una impronta de calidad en cada uno de los procesos que maneja, hacer planeación, optimizar los procesos, disminuir los costos y tomar decisiones basadas en hechos y datos y no en corazonadas del día a día. Una empresa de salud que tenga gerentes que a la vez son los operadores del mismo sistema, con un compromiso social muy claro, que formulen planes, definan sus contenidos, alcancen sus objetivos, y que tengan sobre todo un compromiso con el logro de los resultados. Todas estas cosas se logran con el liderazgo, con el ejemplo de la doble visión entre lo administrativo y lo académico, entre lo gerencial y lo científico, entre la práctica de la cirugía y el pensamiento organizado de la práctica de una buena gestión.

Según publica el Instituto de Medicina de los Estados Unidos en el documento llamado0“Cruzando el caos de la salud en el siglo XXI”, quedarían seis tareas básicas en las que todos deberíamos trabajar: remodelar un ambiente de trabajo distinto, formular un sueño estratégico, un punto donde queramos llegar en el tiempo, tener los recursos asignados y un buen manejo de los mismos, tener la oportunidad de vincular este tipo de charlas, presentaciones y acciones pertinentes que favorezcan la educación médica continuada para fortalecer al gremio en el conocimiento de la gestión, el fortalecimiento de la organización de la salud como tal, y sobre todas las cosas, en la gerencia de lo que hacemos día a día, los procesos repetitivos en cirugía.

La medicina, para cruzar el caos y el abismo que la separa de las otras disciplinas, de la economía en el siglo XXI, necesita ser una ciencia segura, una ciencia eficiente, eficaz, equitativa, que dé oportunidades a todos los que necesitan el acceso a ella, pero, además, debe ser una ciencia centrada en el paciente y nunca más centrada en los médicos.