Práctica clínica

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Dismenorrea: dolor crónico cíclico más común y mal tratado en las mujeres

Dysmenorrhea: the most common and mismanaged chronic pain in women

Introducción

La dismenorrea es uno de los cuadros cíclicos dentro de los procesos dolorosos pélvicos crónicos que padece la mujer. La dismenorrea provoca un alto impacto psicosocial y económico. Es un problema clínico que no ha podido ser abordado de manera eficaz y en la actualidad se realiza bastante investigación que busca erradicar o aminorar este sufrimiento cíclico que padecen muchas mujeres en todo el mundo.

Definición

La dismenorrea se define como el conjunto de síntomas que aparecen al final del ciclo menstrual y que la mujer asocia al comienzo de la menstruación e inclusive durante la misma. La dismenorrea (etimológicamente “menstruación dificultosa” y en lenguaje clínico “menstruación dolorosa”) es uno de los cuadros cíclicos dentro de los procesos dolorosos pélvicos crónicos en las mujeres1,2,3.

Clasificación

La dismenorrea se clasifica en dismenorrea primaria y dismenorrea secundaria1,2,3. Particularmente se habla de dismenorrea primaria cuando no existe una patología pélvica que explique el trastorno.

Características clínicas

Se le denomina también “algomenorrea” y puede variar desde episodios muy poco intensos, apenas molestos, hasta situaciones extremadamente severas. En ellas, junto al dolor de gran intensidad aparecen náuseas, vómitos y diarrea, provocando una morbilidad muy significativa, aunque nunca amenaza directamente la vida1,2,3.

La dismenorrea se presenta en las mujeres como un dolor agudo de espasmo intermitente provocado por las contracciones de los músculos uterinos. Este dolor es usualmente localizado a la zona suprapúbica. No obstante, el dolor puede irradiar a la parte interna o trasera de los muslos o a la zona lumbar de la espalda. El dolor generalmente dura de 48 a 72 horas en la menstruación. El dolor usualmente se desarrolla dentro de las primeras horas del inicio de la menstruación y alcanza su punto más alto de acuerdo a como el fluido menstrual se vuelve más abundante, lo cual ocurre durante el primer o segundo día del ciclo3-7.

Epidemiología

De acuerdo a la literatura mundial, la prevalencia de mujeres menstruantes que presentan dismenorrea primaria, oscila desde un 20 hasta un 90%1-5,8-11.

La dismenorrea primaria usualmente inicia dentro de los pocos años de presentarse la menarquia, lo cual puede ocurrir a los 12 a 13 años en promedio1-5. De acuerdo a diferentes estudios, la edad de presentación de la menopausia es de los 45 a los 50 años,  por lo que las mujeres podrían presentar ciclos menstruales dolorosos por alrededor de 20 a 30 años (de 260 a 390 ciclos menstruales aproximadamente).

Fisiopatología

La dismenorrea primaria es ocasionada por contracciones del miometrio inducido por prostaglandinas (principalmente prostaglandina F2a), las cuales producen contracción miometral importante, vasoconstricción de vasos endometriales y miometriales, isquemia del útero y sensibilización de las terminales nerviosas, que en conjunto se va a traducir en dolor2,3,6.

Severidad

Los cuadros de dismenorrea pueden ser leves, moderados y severos. Un estudio realizado en Suiza demostró que el dolor es severo e incapacitante en hasta 15% de una prevalencia del 72% de las mujeres12. La aplicación por vía telefónica de un cuestionario a 1546 mujeres de Canadá, demostró una prevalencia de dismenorrea de 60%. De esta prevalencia 6% sufría de dolor severo, 51% disminuían sus actividades en los cuadros de dismenorrea y 17% tenía ausentismo escolar y/o laboral debido al padecimiento10. Otro estudio encontró que de una prevalencia de 71,6% de dismenorrea entre mujeres entre 17 y 19 años, hasta en 60% de ellas presentaron un cuadro de dolor severo13. El estudio de Larroy8 constató que de una prevalencia de dismenorrea de 69,1%, sobre el 28,2% presentó dolor de intensidad moderada, 32% intensidad severa y 9,8% dolor incapacitante. En investigaciones con estudiantes mexicanas4,5 se encontró entre 24 y 42,1% de ausentismo escolar; la sintomatología fue leve entre 32,9 y 36,1%, moderada en 43,8 a 49,7% y severa entre 17,4 y 20,1%.

Tratamiento

Se ha visto que las pacientes que sufren de dismenorrea primaria, en general no acuden al médico para recibir atención. Se ha encontrado que únicamente entre 0,4 y 15,5% de las pacientes con dismenorrea acude con el personal de salud4,5,9. Dado que en general las pacientes con dismenorrea no asisten al médico, se ha encontrado en algunos estudios que muchas de ellas hacen uso de la automedicación.

En general, se utilizan varias clases de analgésicos en el tratamiento del dolor, entre los que se incluyen paracetamol, analgésicos antiinflamatorios no esteroideos  y opiáceos. Comúnmente, los opiáceos están indicados para el tratamiento del dolor de moderado a severo (quirúrgico, traumático, cáncer, etc.) que no responde a los antiinflamatorios no esteroideos14. Cuando el dolor de moderado a grave no se alivia con monoterapia, se recomienda la coadministración de un antiinflamatorio no esteroideo asociado a opiáceos14,15.

Conclusión

Curiosamente, a pesar de que un porcentaje significativo de mujeres con dismenorrea sufren dolor severo e incapacitante, en general no se está recomendando el tratamiento con opiáceos, solos o en combinación con un antiinflamatorio no esteroideo. Esta falta de atención ha dado lugar a que en el tratamiento del dolor dismenorreico con un antiinflamatorio no esteroideo en monoterapia, conduzca al fracaso terapéutico o a un efecto analgésico débil y a la continuidad del sufrimiento de las mujeres. Por este motivo, el personal del sector salud debe hacer un diagnóstico correcto y ofrecer un tratamiento adecuado a las mujeres que padecen de esta patología, con el fin de disminuir el malestar y ofrecer una mejor calidad de vida de estas pacientes.

Notas

Declaración de conflictos de intereses

Los autores han completado el formulario de declaración de conflictos de intereses del ICMJE traducido al castellano por Medwave, y declaran no haber recibido financiamiento para la realización del artículo/investigación; no tener relaciones financieras con organizaciones que podrían tener intereses en el artículo publicado, en los últimos tres años; y no tener otras relaciones o actividades que podrían influir sobre el artículo publicado. El formulario puede ser solicitado contactando a los autores responsables.