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Gestión menstrual e impacto de la intensidad de dismenorrea primaria en la calidad de vida: estudio transversal en mujeres chilenas

Menstrual management and the impact of primary dysmenorrhea intensity on quality of life: A cross-sectional study in Chilean women

Resumen

Introducción La dismenorrea primaria es definida como dolor durante el ciclo menstrual, tipo cólico recurrente en ausencia de una causa identificable. Esta puede afectar negativamente la calidad de vida de quienes la padecen. El objetivo es determinar la asociación entre la intensidad del dolor en la dismenorrea primaria y el impacto en la calidad de vida relacionada con la salud menstrual, presentismo y función sexual, en mujeres adultas chilenas.

Métodos Estudio observacional transversal. Muestra de 392 mujeres con menstruaciones dolorosas en los últimos seis meses. Encuesta auto reportada difundida en redes sociales entre enero y junio de 2024, compuesta por preguntas sociodemográficas, intensidad y percepción del dolor, cuestionario de calidad de vida EQ5D-3L, escala de presentismo de Stanford y el cuestionario de cambios del funcionamiento sexual de la mujer adaptados al estudio.

Resultados La media de edad de las participantes fue de 29,2 +/- 8,2 años. La intensidad media del dolor fue de 6,7 +/- 2,04 puntos. La alta intensidad del dolor reportado se asoció con un mayor deterioro. Aquellas personas con dolor severo/extremo vieron afectada su calidad de vida relacionada con la salud menstrual. Entre los aspectos perjudicados destacan la realización de actividades habituales ( 9,99), menor desempeño laboral (desconcentración) y disminución en el área social. Como medidas de mitigación utilizadas destacan en 96,7% calor local, 63,5% infusiones de hierbas y 90% algún medicamento.

Conclusiones La dismenorrea impacta en diferentes dimensiones de la calidad de vida. A pesar de su alta prevalencia, es infravalorada y las mujeres normalizan el dolor utilizando diferentes formas de mitigarlo. La concepción de salud menstrual en sus diferentes aristas son experiencias subjetivas y multidimensionales. Los resultados sugieren la importancia de actualizar el manejo integral de la dismenorrea, así como la incorporación de nuevos estudios en torno a evaluación económica, prevalencia y autoimagen para profundizar en esta temática.

Ideas clave

  • Existe escasa evidencia nacional respecto a calidad de vida en mujeres con dismenorrea, lo que limita la toma de decisiones clínicas y de políticas públicas informadas.
  • Se propone un enfoque innovador que incorpora calidad de vida relacionada con la salud, presentismo y función sexual, ausente en estudios previos.
  • Se identificó que la dismenorrea afecta múltiples dimensiones de la calidad de vida en las mujeres que la padecen, siendo una situación clínica infradiagnosticada que conlleva a las mujeres a utilizar estrategias de afrontamiento, en ocasiones no reguladas.
  • La investigación presenta limitaciones como el muestreo no probabilístico y sesgo de información resultante de una encuesta en línea, aunque entrega hallazgos útiles para futuras investigaciones e intervenciones.

Introducción

La salud menstrual es un estado de completo bienestar físico, mental y social. No es solo la ausencia de enfermedad o dolencia en relación con el ciclo menstrual. Esto incluye tener acceso a información precisa y educación sobre la gestión menstrual, así como la capacidad de manejar el dolor y la higiene menstrual de forma segura y digna [1].

Uno de los problemas de salud menstrual más comunes que experimentan las mujeres en edad reproductiva es la dismenorrea primaria. Esta se define como dolor durante el ciclo menstrual tipo cólico recurrente, en ausencia de una causa pélvica identificable. El dolor interfiere con las actividades diarias y afecta negativamente la calidad de vida de una mujer [2,3,4].

Dada su naturaleza multidimensional, forma de abordarla, selección de la muestra y diseños metodológicos en los diferentes estudios sobre dismenorrea, su prevalencia varía. Se estima que afecta entre 45 y 91% de las mujeres menstruantes y de 2 a 29% experimenta un dolor severo [5,6,7]. A pesar de los altos porcentajes es sub-diagnosticada, tratada inadecuadamente o normalizada [5].

Fisiopatológicamente, se caracteriza por una alteración en los niveles de prostaglandina F2 α (PGF2α) y prostaglandina E2 (PGE2) durante el desprendimiento endometrial. Ello provoca hiper-contractilidad uterina, restringiendo el flujo sanguíneo y conduciendo a la producción de metabolitos anaerobios, isquemia del músculo uterino, hipoxia y, posteriormente, estimulando los receptores del dolor [5,8]: Su percepción es resultado de múltiples y dinámicos mecanismos pertenecientes al sistema nervioso central y periférico, que inhiben o facilitan el estímulo y respuesta nociceptiva [9].

La intensidad y duración del dolor pueden variar significativamente entre las mujeres, iniciándose entre 48 y 72 horas antes de la menstruación y persistiendo hasta tres días. Entre 6 y 24 meses después de la menarquia, puede presentarse el primer episodio aumentando su intensidad en la adolescencia. Esto subraya la importancia de abordar esta condición en etapas tempranas [5,8,10]. La intensidad media del dolor menstrual es de aproximadamente 6 puntos en escala visual analógica (EVA), asociándose a otros síntomas como cefalea, cansancio, síntomas digestivos, dolor músculo esquelético, distensión abdominal y trastornos de sueño, entre otros [10,11,12].

Debido a los síntomas físicos, la dismenorrea afecta la calidad de vida general de la mujer. Por un lado, altera la calidad de vida relacionada con la salud, especialmente en las dimensiones de movilidad y actividades habituales [10,11,13]. Además, tiene impacto en los costes directos de la mujer en cuanto a la gestión menstrual e indirectos al inducir a una disminución del rendimiento académico y eficiencia laboral debido al presentismo [1,14].

Consideramos calidad de vida relacionada con la salud como aquel resultante de la evaluación del impacto en la calidad de vida de una persona respecto a su estado de salud, a su desempeño en la vida diaria, su capacidad de lograr/mantener un nivel de independencia. junto con su percepción de su salud física, psicológica y social respecto a su entorno [13,15].

El presentismo se entiende como el hecho en que los/as trabajadores/as están físicamente presentes en su lugar de trabajo, aunque con alguna condición médica desfavorable, que normalmente requeriría descanso y ausencia del trabajo. Ello disminuye su desempeño, causando reducción en la productividad [16,17].

Los estudios sobre calidad de vida en mujeres adultas con dismenorrea es un tema invisibilizado en la salud de la mujer. Tal como refiere la Organización de las Naciones Unidas (ONU), debido a “normas socioculturales nocivas persistentes como el estigma, los conceptos erróneos y los tabúes en torno a la menstruación, siguen provocando la exclusión y la discriminación de mujeres y niñas" [14]. Por estas razones, el siguiente estudio adquiere relevancia al intentar responder la pregunta en contexto chileno ¿Cuál es el impacto de la intensidad del dolor menstrual en la calidad de vida de mujeres adultas chilenas? Su objetivo es determinar la asociación entre la intensidad del dolor en la dismenorrea primaria y el impacto en la calidad de vida relacionada con la salud menstrual, presentismo y función sexual en este segmento de la población.

Además de determinar las dimensiones alteradas de la calidad de vida por la dismenorrea, se busca describir los síntomas concomitantes y la gestión menstrual de estas mujeres.

Métodos

Se realizó un estudio observacional, analítico de corte transversal, siguiendo los lineamientos de las directrices STrengthening the Reporting of OBservational studies in Epidemiology (STROBE) para estudios observacionales

[18]. El protocolo de investigación fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad Diego Portales.

Selección de la muestra

Se incluyeron mujeres de 18 a 50 años, nacidas y residentes en Chile, que hayan experimentado dolor menstrual en los últimos seis meses.

Se excluyeron aquellas que informaron traumatismos en zona pélvica, endometriosis, amenorrea en los últimos seis meses y a usuarias de dispositivo intrauterino de cobre, El reclutamiento se realizó mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia, a través de redes sociales (LinkedIn, Facebook, Instagram) y foros femeninos, entre enero y junio de 2024. El tamaño muestral final fue de 392 participantes tras aplicar criterios de exclusión. Se recomienda interpretar los hallazgos con cautela, debido al sesgo de selección inherente al diseño muestral [19].

Recolección de datos

Se confeccionó una encuesta con preguntas sociodemográficas, intensidad del dolor mediante escala visual análoga, percepción del dolor menstrual, el cuestionario genérico de calidad de vida European Quality of Life 5 Dimensions 3 Level Version (EQ5D-3L, versión validada en Chile) [20,21], la escala de presentismo de Stanford (SPS-6, por su sigla en inglés Stanford Presenteeism Scale) [22] y algunos ítems del cuestionario de cambios en el funcionamiento sexual (Changes in Sexual Functioning Questionnaire short-form, CSFQ-14) [23] excluyendo los relacionados con la lubricación debido a la condición menstrual.

Para garantizar la confiabilidad de los datos los cuestionarios SPS-6 y CSFQ-14, no validados previamente en población chilena general, las versiones adaptadas fueron sometidas a una validación semántica mediante pilotaje con 10 mujeres con características similares a la muestra, y que no fueran profesionales de salud ginecológica. Esto permitió ajustes menores en redacción, ortografía y puntuación. El cuestionario mostró alta consistencia interna (α de Cronbach de 0,89) y un tiempo promedio de respuesta de 25 minutos.

El contenido fue evaluado mediante juicio experto de tres profesionales con experiencia en salud de la mujer, a quienes se les proporcionó una matriz que evaluó semántica, claridad, relevancia, coherencia y pertinencia. Las credenciales de los expertos son:

  • E.1: académico/a de una universidad chilena acreditada, magíster en sexualidad, directivo de instituto de sexualidad y miembro de sociedades nacionales e internacionales de sexualidad.

  • E.2: académico/a y directivo de una universidad chilena acreditada, miembro de la comisión científica de una sociedad internacional de salud de la mujer.

  • E.3: especialista en salud menstrual y en sexualidades, asesor/a en la gestión del cuidado menstrual y miembro de la directiva de una institución dedicada a la salud de la mujer.

Se obtuvo una V de Aiken entre 0,83 y 1, lo que indica alta concordancia entre los/as expertos/as. A partir de las sugerencias entregadas por ellos/as, se contempló el agregar preguntas sobre gestión menstrual.

Finalmente, se difundió el cuestionario entre enero y junio del año 2024 a través de auto reporte en Google forms. En la primera página se consideró el propósito de la encuesta en línea y se presentó el consentimiento informado digital. Este incluía la confirmación de la voluntad de las mujeres a participar, asegurándose el resguardo de la confidencialidad de los datos sensibles al ser anonimizados.

Variables

Variables sociodemográficas

Para la descripción de la muestra se incluyó edad, género, orientación sexual, pareja sexoafectiva en los últimos seis meses, nivel de estudios, situación laboral, región de residencia y presencia de hábitos (consumo de tabaco, alcohol y drogas).

Además se integró la previsión de salud, debido al carácter mixto del sistema de salud. Este se encuentra constituido por cuatro categorías en el sistema público o Fondo Nacional de Salud (FONASA), denominadas con letras A al de menor ingreso y D al de mayor ingreso económico; y una categoría en el sistema privado o Instituciones de Salud Previsional (ISAPRE), cuya pertenencia se correlaciona con la distribución del quintil de ingresos. Además, existe un porcentaje menor de la población que es atendida en el sistema propio de las fuerzas armadas y de orden. Por lo anterior, es que los grupos dentro del sistema previsional de salud en Chile son considerados un buen acercamiento al ingreso económico de sus usuarios [24]. Se clasificaron las respuestas de acuerdo con la categoría de pertenencia en las seis alternativas.

Variables de dismenorrea

Percepción del dolor menstrual: se le solicitó a la persona evaluar su percepción de dolor premenstrual, día 1 a 2 del ciclo y 3 a 4 del ciclo, según escala de Likert en cinco categorías: nada, leve, moderado, severo y extremo.

Intensidad global de dolor menstrual percibido: a través de una escala visual análoga numerada del 1 al 10, se le solicitó a la persona seleccionar el nivel que mejor representa la intensidad del síntoma durante el ciclo menstrual, donde 0 es la ausencia de dolor y 10 la mayor intensidad [25]. Para facilitar el análisis se agrupó el puntaje obtenido en dos categorías cualitativas: dolor leve a moderado (rango de 1 a 6 puntos) y dolor severo a extremo (rango de 7 a 10 puntos).

Gestión menstrual: son todos los elementos que necesitan las mujeres y personas menstruantes para vivir de forma plena su menstruación [1,12,26]. Las respuestas se agruparon en métodos anticonceptivos, higiene menstrual, estrategias de afrontamiento del dolor de tipo farmacológico y no farmacológico.

Síntomas concomitantes: síntomas que acompañan al dolor menstrual [10]. Se solicitó marcar las alternativas que representen a las usuarias de un listado de síntomas.

Variables de calidad de vida

Descanso: se solicitó a las voluntarias evaluar la percepción de afectación de su descanso habitual comparado con el periodo sin menstruación. El descanso se calificó en cinco categorías. Luego, las respuestas se agruparon en tres niveles: poco/nada, de forma moderada y bastante/mucho.

Calidad de vida relacionada con la salud menstrual: se realizó a partir de las preguntas descriptivas del cuestionario genérico EQ-5D versión 3L. Este contiene cinco dimensiones de salud: movilidad, cuidado personal, tareas habituales, angustia/depresión y dolor/malestar (para el estudio solo se consideró malestar), con tres niveles en cada dimensión de acuerdo con el grado de afectación [20,21].

Este instrumento ha sido adaptado y validado, tanto en la población general como en grupos de personas con patologías específicas chilenas. Su aplicación demora aproximadamente de 2 a 3 minutos [20,27].

Presentismo: se midió a partir del instrumento SPS-6, que considera dos dimensiones. La primera relacionada con la eficiencia de lograr completar el trabajo a pesar de la situación clínica (preguntas 2, 5 y 6) con puntajes en sus respuestas de 1 a 5. La segunda dimensión relacionada con evitar la distracción (preguntas 1, 3 y 4), con puntajes inversamente proporcionales en las respuestas. El rango de la puntuación total es de 6 a 30 puntos, donde a más alta puntuación indica un nivel más bajo de presentismo. Esto significa percibir una mayor capacidad para concentrarse y realizar el trabajo, a pesar de los problemas de salud [22,23]. Se preguntó qué tan de acuerdo se encontraba con la aseveración, en escala de Likert con cinco categorías:

  1. Totalmente en desacuerdo.

  2. En desacuerdo.

  3. Indiferente.

  4. De acuerdo.

  5. Totalmente de acuerdo [22,23].

Para el análisis se agruparon las respuestas en tres niveles.

Actividades sociales: se solicitó a las voluntarias evaluar la percepción de afectación de actividades sociales comparada con el periodo sin menstruación para familiares/amigos(as) y para compañeros(as) de trabajo/estudio, calificándola en cinco categorías. Luego, las respuestas se aglutinaron en tres niveles: poco/nada, de forma moderada y bastante/mucho.

Función sexual: concepto multidimensional que incluye aspectos físicos, psicológicos, emocionales y de la pareja, respecto a la ejecución de una actividad sexual [28]. Se midió usando la herramienta CSFQ-14 [23] clasificando las preguntas en tres dimensiones: excitación/deseo, orgasmo y satisfacción. Al igual que en las variables anteriores, se utilizó una escala de Likert con cinco categorías, agrupándose las respuestas en tres niveles: nunca/casi nunca, a veces y siempre/casi siempre.

Análisis estadístico

Se caracterizó la muestra mediante tabla de frecuencias y porcentajes. Para las variables edad, intensidad del dolor según EVA y puntajes de cada dimensión de presentismo, se estimó su media y desviación estándar.

Posteriormente se categorizó la variable intensidad del dolor, en dos grupos de acuerdo con el puntaje referido, considerándose leve/moderado un puntaje de 1 a 6 y severo/extremo un puntaje de 7 a 10 según EVA, siendo este el grupo de interés.

En cuanto a las comparaciones entre grupos, se utilizó la prueba t de Student para diferencia de medias en el caso de variables cuantitativas (edad y puntaje de las dimensiones de presentismo). Para las variables categóricas, se aplicó la prueba de Chi-cuadrado de Pearson,

Por último, las dimensiones del instrumento EQ5D-3L, así como las subdimensiones de la escala SPS-6 y del CSFQ-14, fueron analizadas como variables dicotómicas categorizadas en función de los niveles de afectación. Para ello, se otorgaba el valor de 1 a la categoría con posible mayor impacto negativo sobre la intensidad del dolor y 0 al resto. Se aplicaron modelos de regresión logística binaria para estimar la asociación entre la intensidad del dolor y la afectación de la calidad de vida relacionada con la salud menstrual, el presentismo, el descanso, las actividades sociales y la función sexual. Las estimaciones se ajustaron por el tipo de previsión de salud, uso de estrategias farmacológicas y no farmacológicas para la mitigación del dolor y uso de anticonceptivos hormonales. Los resultados se expresaron como Odds ratio con sus respectivos intervalos de confianza al 95%. Para todos los análisis se utilizó el software SPSS versión 30.0 y se consideró un valor de p < 0,05 como estadísticamente significativo

Resultados

Durante el periodo de recolección de datos se obtuvo un total de 435 encuestas. Después de aplicar los criterios de exclusión, 392 fueron consideradas válidas para constituir la muestra. Las pérdidas corresponden a extranjeras, mujeres con miomatosis, usuarias de dispositivo intrauterino tipo TCu380-A, diagnosticadas con endometriosis y encuestas inconsistentes.

El 80,9% del total de la muestra corresponde a mujeres residentes en áreas metropolitanas (Regiones de Valparaíso, del Biobío y Metropolitana). La edad media de la muestra fue de 29,9 +/- 8,2 años, con un rango de 18 a 50 años, de las cuales el 87,5% corresponden a menores de 40 años. De las encuestadas, 98,2% se identifica con el género femenino y 1,8% se declaran no binaria. Al momento de la encuesta, el 59,9% de las voluntarias refirieron autopercibir su estado de salud como bueno/muy bueno. Las características de la muestra se presentan en la Tabla 1.

Características de la muestra (n = 392).
Ver tabla

La edad media de las mujeres con intensidad global de dolor percibido según EVA leve/moderado fue de 28,5 +/- 7,5 años y de dolor severo/extremo fue de 29,7 +/- 8,6 años con un valor de p de T-test de diferencia de medias de 0,13.

El 70,5% de las encuestadas informaron dolor moderado/severo previo a la menstruación y el 76,8% severo/extremo en los dos primeros días, distribución que se puede observar en la Figura 1. Además, se reportó una duración media de la menstruación de 5,7 +/- 2,7 días (2 a 20 días) con una percepción de cantidad regular de flujo menstrual en 39% y abundante en 45,9%, predominantemente entre los días 2 a 3.

Percepción del dolor en la fase inicial del periodo menstrual (n = 392).

Fuente: elaboración propia.
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De la muestra, el 20,6% refirió que siempre/casi siempre se le preguntó en control ginecológico habitual sobre su problemática y 26,8% indicó que a veces. De ellas, 27,4% se atendió en el sistema privado (sistema de Instituciones de Salud Previsional o particular) y el 72,6% en el sistema público (Fondo Nacional de Salud).

El uso de métodos anticonceptivos hormonales es una forma de controlar la duración del ciclo y cantidad de flujo. Los medios de gestión menstrual y de mitigación de dolor se pueden observar en la Tabla 2.

Gestión menstrual y síntomas concomitantes a la dismenorrea (n = 392).
Ver tabla

La calidad de vida relacionada con la salud menstrual posee una asociación significativa entre la afectación en las dimensiones de EQ5D-3L y la intensidad del dolor menstrual. Los datos expresan que aquellas mujeres con dolor severo/extremo, poseen una mayor concentración de respuestas en las categorías de mayor impacto en cada dimensión (Tabla 3).

Distribución según intensidad global del dolor menstrual percibido.
Ver tabla

Por otro lado, la muestra posee un puntaje global del SPS-6. La muestra fue 13,21 +/- 3,33 puntos (rango 6 a 24 puntos), indicando un alto nivel de presentismo. A su vez, la dimensión evitar distracción tuvo una media y desviación estándar de 7,75 +/- 3,07 puntos en aquellas con dolor leve/moderado; y de 5,79 +/- 2,17 en aquellas con dolor severo/extremo, con una prueba de diferencia de medias de con valor de p < 0,001. Por otro lado, para la dimensión lograr completar la tarea el puntaje fue de 6,66 +/- 1,43 puntos para el grupo de mujeres con dolor leve/moderado y de 6,54 +/- 1,56 puntos para el grupo con dolor severo/extremo, cuya prueba de diferencia de medias tuvo una significancia de 0,43.

En cuanto a la función sexual, se observa una asociación significativa entre intensidad del dolor y las dimensiones falta de excitación, deseo sexual en pareja y logro del orgasmo tanto en pareja como en autoexploración, durante el periodo menstrual.

La distribución de las frecuencias de la muestra en cada una de las variables, se puede observar de acuerdo con el grupo según intensidad del dolor menstrual en la Tabla 3.

En tanto, otros resultados no mostrados en tabla indican que en el 51,5% de la muestra la dismenorrea ha afectado de forma severa sus actividades con familiares y/o amigos, y en 42% con compañeros/as de labores. Los Odds ratio para estas categorías fueron de 3,81 (2,45 a 5,92) y 4,4 (2,74 a 7,06) respectivamente, ambos significativos (valor de p < 0,001).

En consecuencia, a la calidad de vida relacionada con la salud menstrual se ve mermada por la dismenorrea. Esto es particularmente notorio en aquellas mujeres con dolor severo/extremo, quienes tienen una mayor probabilidad de presentar impacto severo en comparación con aquellas con dolor moderado/leve. En este contexto, las actividades habituales son las más afectadas (Figura 2).

Comparación de dolor severo/extremo en mujeres con dismenorrea primaria en Chile.

Odds ratio con intervalo de confianza del 95%, comparando el odds de dolor severo/extremo en mujeres con las categorías más afectadas de dimensiones de calidad de vida y descanso con el odds de severo/moderado en el resto de las categorías.

Odds ratio ajustado en previsión de salud, uso de medios de mitigación (farmacológico y no farmacológico) y anticoncepción hormonal.
* Significativo p < 0,05
** Significativo p < 0,01
Fuente: elaboración propia.
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Aquellas mujeres con las categorías más afectadas de las variables que reflejan presentismo, tienen odds de dolor severo/moderado significativamente mayores que las de las categorías menos afectadas como un todo (Figura 3). De forma global, cada dimensión muestra que estas mujeres tienen mayor impacto en evitar desconcentración que aquellas con dolor leve/moderado con un Odds ratio de 3,15 (1,99 a 4,98) con valor de p < 0,001. Por otro lado, en la dimensión terminar la tarea el Odds ratio fue 0,80 (0,5 a 1,3) con un valor de p = 0,37.

Comparación de dolor severo/extremo en dimensiones más afectadas de presentismo severo/moderado respecto del resto de las categorías.

Odds ratio con intervalo de confianza del 95%..

Odds ratio ajustado en previsión de salud, uso de medios de mitigación (farmacológico y no farmacológico) y anticoncepción hormonal.
* Significativo p < 0,05
** Significativo p < 0,01
Fuente: elaboración propia.
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Finalmente, el odds de dolor severo/extremo es 1,7 veces mayor en las mujeres que desean mantener su relación en pareja respecto de las que no lo desean (Figura 4).

Comparación de dolor severo/extremo con categorías más afectadas de función sexual severo/moderado respecto del resto de las categorías.

Odds ratio con intervalo de confianza del 95%.

Odds ratio ajustado en previsión de salud, uso de medios de mitigación (farmacológico y no farmacológico) y anticoncepción hormonal.
* Significativo p < 0,05
** Significativo p < 0,01
Fuente: elaboración propia.
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Discusión

Nuestros hallazgos enfatizan el impacto negativo de la dismenorrea, observando una significativa asociación entre el nivel de dolor percibido y el deterioro de diferentes dimensiones de la calidad de vida de las mujeres durante el ciclo menstrual. De este modo, se ven afectadas su salud física y psicológica. Además, se acompañan de diversos síntomas informados como cefalea (56,6%), dolor lumbar (70,4%) o cambios de humor (79,6%), los cuales se suman a este impacto.

La gestión menstrual dependerá de los aspectos relacionados con su cultura, accesibilidad en el país e información que posee [1]. Respecto de cómo sobrellevar la dismenorrea, el 90% de nuestra muestra informó utilizar algún fármaco como medio de mitigación del dolor. Asimismo, 87,73% reportó medidas de tipo no farmacológicas.

De la muestra, 57,9% informó tener dolor severo/extremo durante los dos primeros días de mayor dolor. Esto revela que presentaron 10 veces más probabilidades de verse severamente afectadas en su capacidad para realizar actividades habituales, en comparación con aquellas con dolor leve/moderado. De las mujeres con dolor severo/extremo, el 55,9% señaló tener que permanecer en cama y el 57,7% ser incapaz de realizar las tareas habituales. En un estudio mixto realizado por Chen [29], se menciona que algunas mujeres declararon no poder sentarse, caminar o estar de pie cuando tenían síntomas de dismenorrea. Otras expresaron no poder salir de casa, quedándose en cama [29].

En cuanto al impacto psicológico, aquellas mujeres con mucha angustia o depresión tienen un odds (intervalo de confianza 95%; 2,3 a 5,59) de dolor severo/extremo 3,6 veces mayor que las que no tuvieron ese nivel de angustia o depresión. En concordancia con estos resultados, el metaanálisis realizado por Rogers (2018) sobre dismenorrea y estrés psicológico, informa que existe una asociación significativa de niveles más altos de síntomas depresivos, ansiedad y malestar psicológico global, a mayor gravedad de la dismenorrea [30].

Por otro lado, un mayor nivel de presentismo de forma global se asocia con una mayor intensidad del dolor, sobre todo en la capacidad de concentración. Nuestros resultados son concordantes a lo informado por Ortiz [31] en estudiantes de carreras de salud en México, donde 78,7% reportó afectación de la concentración y 69% del rendimiento [31]. Cook (2023) en una muestra de participantes trabajadoras de la Unión Europea, informó una asociación significativa entre la severidad del dolor menstrual y el presentismo. Además, refiere que el informar a su superior sobre su estado de salud, se vincula con una menor probabilidad de incurrir en presentismo [32]. Un estudio en mujeres de 15 a 45 años en los Países Bajos encontró un promedio de 1,3 días de ausentismo por año, así como una pérdida de productividad por presentismo de 23,2 días anuales en promedio [33].

En nuestro estudio, el 41,85% de las mujeres con dolor severo/extremo indicó disminución del deseo sexual y 11,45% del logro del orgasmo en pareja. Además, el 10,57% de ellas expresó tener dispareunia. Por su parte, Hjorth [34] informó disminución del deseo sexual en 22,3%, dispareunia en 9,8% de su muestra y en 12,3% dificultad para lograr el orgasmo [34].

Como fortaleza, este estudio contribuye a una comprensión matizada sobre la dismenorrea e identificación de áreas propicias para una mayor investigación. Los datos aportados son relevantes al visibilizar del impacto multidimensional de esta situación de alta prevalencia, pero poco abordada. El haber considerado un rango etario que incluye mujeres mayores de 40 años, aún más invisibilizadas en las consultas sobre temas de salud menstrual, enfatiza el enfoque integral y de género de la atención clínica. Esto cobra especial relevancia cuando los prestadores de servicios de salud están dirigidos por hombres, sesgados por una mirada biomédica por sobre una biopsicosocial. Esperamos proporcionar información valiosa para prestadores/as de atención de salud, la sociedad y a tomadores/as de decisiones en concordancia con el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenibles, especialmente el N°3 sobre bienestar y N°5 sobre equidad de género [1]. Estos aluden a acabar con la pobreza menstrual, ya que “la salud e higiene menstrual deficiente menoscaban los derechos fundamentales de las mujeres, las niñas y las personas que menstrúan, como el derecho a trabajar e ir a la escuela” [35].

Dentro de las limitaciones de este trabajo, se encuentran la falta de validación en Chile de la Escala de Presentismo de Stanford y del Cuestionario de Cambios en el Funcionamiento Sexual. A ello se suma la aplicación de la encuesta en línea, lo que pudo haber generado un sesgo de selección de la muestra debido al auto reporte y al acceso a internet de sujetos de estudio. La naturaleza no probabilística de la muestra limita la generalización de los hallazgos, puesto que no son extrapolables al total de la población. Finalmente, en la dimensión de función sexual no se incluyeron otras variables que podrían ser de interés, tales como intensidad, tiempo de mantención del deseo y de la excitación, confianza en sí misma, precepción del orgasmo, entre otras. Esto dificultó el poder realizar la comparación entre grupos.

Conclusiones

Es necesario visibilizar y reconocer el impacto de la dismenorrea en la vida de las mujeres adultas, para tomar medidas que la aborden de manera integral. Esto incluye la implementación de políticas públicas y laborales con enfoque de género y derecho, que reconozcan y acomoden las necesidades de las mujeres con dismenorrea, así como la implementación y desarrollo de tratamientos más efectivos y centrados en la paciente. En este sentido, los/as profesionales de la salud deben estar conscientes del impacto de la dismenorrea en la vida de las mujeres y estar preparados/as para abordarla de manera adecuada.

Dado que la percepción de dolor, la concepción de calidad de vida, el presentismo y la función sexual son experiencias subjetivas y multidimensionales, los resultados sugieren la incorporación de nuevos estudios longitudinales que evalúen los impactos a largo plazo de una mejor gestión de la menstruación. Las investigaciones deben orientarse hacia los resultados socioeconómicos y de salud menstrual, prevalencia, autoimagen y de forma más detallada la función sexual. Esto, con la finalidad de profundizar en la temática, identificando nuevas variables a controlar que permitan mejorar la calidad de vida global en las mujeres que padecen de dismenorrea.