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Revisión de literatura sobre sexualidad en las personas mayores: qué se educa y con qué tecnologías

Literature review on sexuality in the elderly: What is being taught and with what technologies

Resumen

Chile es un país que enfrenta un envejecimiento poblacional acelerado, y con ello cambios en la estructura demográfica, epidemiológica y asistencial, donde la salud sexual de las personas mayores es un área emergente a nivel social y en los sistemas de salud. Esta investigación tiene por objetivos identificar aspectos generales de la sexualidad en las personas mayores, y conocer contenidos educativos entregados a este grupo con tecnologías digitales. Para ello, se propuso una revisión de literatura científica que buscó investigaciones en la materia entre el 1 de enero de 2018 y el 31 diciembre de 2022, en las bases de datos, A partir de ello se analizaron los artículos encontrados y la información emergente. Se encontraron 1573 artículos de los cuales se incluyeron 21 trabajos, 11 con metodología cualitativa, 6 cuantitativa y 4 mixta. Además, 9 trataron el área de sexualidad y 12 respecto de innovaciones tecnológicas en personas mayores. Se aprecia que la sexualidad es un tema creciente a nivel mundial, que arrastra idearios socioculturales asociados a visiones dogmáticas y a mitos, con discriminación hacia este grupo de edad, sobre todo si pertenecen a minorías sexuales. También se observa en este grupo de interés un mejor acceso a nuevas tecnologías digitales para acceder a capacitación, integración social y atención oportuna en salud. La evidencia científica demuestra que la sexualidad de las personas mayores es un tema de interés mundial, invisibilizado, con baja formación y capacitación del personal sanitario. Este personal no educa ni resuelve estos motivos de consulta en forma tradicional o con nuevas tecnologías digitales en salud.

Ideas clave

  • La sexualidad de las personas mayores es un fenómeno mundial emergente y novedoso del Siglo XXI, que se pone de relieve por parte de la Organización Mundial de la Salud, el mundo científico y sobre todo de las opiniones de personas mayores.
  • Las limitaciones del estudio son que recoge principalmente literatura cualitativa, con bases de datos que no siempre son de acceso abierto, en un período de estudio acotado, y que no permite generalizar con propiedad lo encontrado.
  • Las personas mayores declaran que la sexualidad es importante para ellos, que tienen vida sexual activa, no obstante, es un tema invisibilizado y objeto de discriminación.
  • Existen brechas en la formación y capacitación continua del personal sanitario para educar y atender la sexualidad de las personas mayores en el primer nivel de atención, asociado a un déficit de tecnologías digitales para educar, prevenir y realizar promoción de la salud en este ciclo vital.

Introducción

El envejecimiento poblacional es un fenómeno demográfico del Siglo XXI, donde América Latina y El Caribe no son la excepción. En la actualidad el 13,4% (88,6 millones) de la población en la región son personas mayores de 60 y más años. Se estima que puedan aumentar a 16,5% en 2030, lo que supone desafíos y oportunidades en materia de políticas públicas [1].

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto políticas que incentiven el envejecimiento y el incremento de los años de vida saludables a lo largo de la vida, y la reducción de factores de inequidad en salud [2]. Se espera que entre 2015 y 2030 la población mayor de 60 años a nivel mundial cambie de 900 millones a más de 1400 millones de personas, con un incremento del 64% en tan solo 15 años en este grupo etario [3].

Chile enfrenta un fenómeno similar de envejecimiento poblacional, sumado a un descenso de la mortalidad y de las tasas de fecundidad, una caída de la natalidad, un aumento en la esperanza de vida y el número bruto de población general. No obstante, se proyectan cambios de crecimiento vegetativo negativo en los menores de 15 años y de 15 a 60 años hacia fines del presente siglo, por lo que se espera que a 2050 los mayores de 60 superen por primera vez a los menores de 15 años [4,5].

Envejecer es un proceso natural y universal que no es uniforme, ya que está determinado por las relaciones con el medio social, geográfico y ambiental. Envejecer depende de características socioculturales, familiares y personales conectadas con el espacio donde se nace, crece, se determina la identidad sexual y el origen étnico, entre otras [6]. El envejecimiento impacta la sexualidad en el curso de vida de las personas. La sexualidad se entiende como un elemento central de intimidad, compañía y bienestar; que engloba las nociones de sexo, identidad de género, roles, orientación sexual, erotismo, placer, intimidad y reproducción. Además, depende de la interacción con factores biológicos, sociales, psicológicos económicos, políticos, sociales, culturales, legales, históricos y religiosos [7,8].

La salud sexual según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se entiende como un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad; y no es la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad [9]. Esta concepción requiere de un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia. Vale decir, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud [9]. Si bien los medios y la cultura conciben el coito como el Gold Standard de la actividad sexual; en las personas mayores se agregan los besos, abrazos, coqueteo, caricias, masturbación y actos corporales o emocionales de intimidad [10].

En Chile según la quinta encuesta nacional de calidad de vida en la vejez, cerca del 60% de las personas mayores de 60 y más años consideran que la vida sexual es importante; donde un 50,1% de los hombres y un 22,5% de las mujeres señalaron tener una vida sexual activa, en especial los que vivían en pareja (54,8%) [11]. Estos resultados conviven con la complejidad social y con las innovaciones de las tecnologías de información y comunicación.

El acceso a las tecnologías de la información y comunicaciones (en adelante tecnologías) de las personas mayores en Chile muestra un aumento cercano al 40% desde 2013 a la fecha; donde el 50% se ubica entre 60 y 69 años, con educación media y universitaria [11]. Se describen otros factores que influyen en el uso y acceso a la información de salud (edad, género, ingresos, situación laboral, nivel de educación, país o lugar de residencia). Se mencionan aspectos facilitadores (existencia de comunidades en línea, privacidad, interacción en tiempo real o información de salud archivada) y barreras para el uso (baja alfabetización en salud, falta de interés, acceso limitado, dificultad de recuperación de información, información de salud poco confiable y desconfianza por el resguardo de la intimidad) [12].

Lo anterior muestra el vacío investigativo que existe en la sexualidad de las personas mayores, relacionado con la entrega de contenidos formativos e informativos por trabajadores o equipos de salud a través de medios digitales, en tanto existe una creciente necesidad de visibilizar la sexualidad en este grupo en particular. De acuerdo con ello, la pregunta de investigación es ¿en personas mayores se utilizan con eficiencia innovaciones tecnológicas de información y comunicación para entregar contenidos educativos en sexualidad a nivel social, comunitario y centros de atención de salud, respecto de formas tradicionales para la prevención y promoción de la salud sexual en el período considerado en la investigación? Para responder a esta pregunta el trabajo se propone los objetivos de identificar aspectos generales de la sexualidad en las personas mayores y conocer contenidos educativos entregados a este grupo con tecnologías digitales.

Métodos

La presente investigación es una revisión de literatura científica, que consideró la búsqueda de investigaciones clave para el estudio. La planificación de la investigación incluyó una búsqueda de artículos cuantitativos, cualitativos y mixtos. El desarrollo del método seleccionado descartó trabajos que estaban fuera del período de estudio o que no cumplían los criterios de inclusión. El abordaje de la pregunta de investigación se realizó a través del método PICO (Patients, Intervention, Comparison, Outcomes) [13], a partir de lo cual se precisó la pregunta a investigar.

Los criterios de inclusión seleccionados en el estudio fueron: personas de 60 y más años, sanas (física y mentalmente), revisiones sistemáticas y trabajos primarios, investigaciones realizadas en español, inglés y portugués en el período definido. Los criterios de exclusión fueron: personas menores de 60 años, con discapacidad física severa, con deterioro cognitivo moderado a severo, Alzheimer, protocolos o investigaciones no terminadas relacionados con el tema investigado, estudios fuera del período seleccionado.

Por tratarse de una investigación que utilizó datos secundarios, no consideró la presentación de un protocolo al comité de ética.

La estrategia de búsqueda de la investigación contempló una revisión de literatura científica en el período del 1 de enero de 2018 al 31 de diciembre de 2022, con una estrategia de búsqueda en las bases de datos de Web of Science, MEDLINE/PubMed, LILACS, Cochrane, Scopus y Google Scholar. La estrategia se dirigió a encontrar las publicaciones científicas más actualizadas relacionadas con la sexualidad de las personas mayores, a quienes se les entregó contenidos educativos con tecnologías digitales innovadoras en la materia, en tanto las innovaciones tecnológicas digitales son escasas pero recientes en este ciclo vital.

En la búsqueda se utilizaron términos o palabras clave indexadas según el tesauro DeCS para español y portugués; y MeSH para palabras en inglés, orientadas a la población en estudio e intervenciones educativas realizadas en este grupo con tecnologías digitales.

Se utilizaron las palabras “adulto mayor”, “sexualidad”, “educación”, “tecnologías educativas''. Para ello se emplearon los operadores boleanos “AND” y “OR” para una búsqueda más específica, tales como: “sexualidad and adultos mayores”, “sexualidad and envejecimiento”, “sexualidad and adultos mayores and tecnologías” “educación and adultos mayores”, “adultos mayores or educación and tecnologías educativas”, “sexualidad and educación and envejecimiento or tecnologías” “sexuality and older adults”, “sexuality and elderly”, “sexuality and aging” “sexuality and older adults and technology”, “education and older adults or elderly”, “sexuality and elderly or education technology”, “sexuality and aging and education or technology”.

La revisión y búsqueda fue realizada por dos investigadores(as) independientes, y la selección y extracción de los datos por otros dos investigadores(as) independientes. Ello, con el fin de evitar riesgos de sesgos en la selección. Estas tareas se efectuaron bajo la guía del investigador principal, quien además dirimió algunas discrepancias surgidas en ambas etapas del proceso, el que se realizó entre los meses de mayo y diciembre de 2022.

De igual forma, para evitar riesgos de sesgos de publicación, se incluyeron investigaciones con resultados positivos y negativos. No se seleccionaron estudios de las referencias de los artículos para evitar sesgos de referencia. Antes de la búsqueda, se realizó un ejercicio previo de prueba del método planificado.

Los artículos fueron guardados en una base de datos en Excel 2.0, que contempló formularios para la recolección de los datos. La primera selección incluyó el título y resumen de los artículos. Los artículos preseleccionados fueron analizados en versión completa para la inclusión o rechazo.

De los artículos finales incluidos, se verificaron y vaciaron a un formulario creado con los siguientes datos: título, autor(es), año de la publicación, país, base de dato científica, revista, objetivo, método, criterios de inclusión y exclusión, estrategias de intervención, entrega contenidos educativos, utilización de tecnologías, orientación y/o atención profesional, calidad de la investigación, resultados de la investigación.

Para la revisión y análisis de los estudios cualitativos se consideraron algunas recomendaciones metodológicas generales de la declaración ENTREQ (Enhancing transparency in reporting the synthesis of qualitative research). Además, se aplicó la metodología CASP (Critical Appraisal Skills Programme) para validación de la calidad de algunos estudios [14,15,16].

Resultados y síntesis de la evidencia

De los 21 artículos seleccionados [17,18,19,20,21,22,23,24,25,26,27,28,29,30,31,32,33,34,35,36,37], el 43% fueron escritos en inglés, el 38% en español y el 19% en portugués. En cuanto al método de estudio, el 52% fueron de tipo cualitativos, 29% cuantitativos y 19% mixtos. Con respecto al año de publicación, 19% fueron publicados en 2018, 14% en 2019, 19% en 2020, 19% en 2021 y 29% en 2022. El lugar geográfico que predominó fue Europa con 43%, Latinoamérica con 38% y Asia con 19%.

Respecto de la base de datos inicial, el 37% correspondió a Web of Science, el 21% a Google Scholar, el 20,7% a MEDLINE/PunMed, el 12,6% a Cochrane, el 6,2% a LILACS y el 2,5% a Scopus.

El análisis y tratamiento de los datos encontró 11 estudios cualitativos, 6 cuantitativos y 4 mixtos, que fueron analizados en forma descriptiva para evaluar el contenido de la información acorde con la revisión de literatura definida.

Se obtuvieron 1572 investigaciones de todas las bases de datos analizadas. Se eliminaron 409 que estaban duplicadas. Se revisaron 1163 artículos según títulos y resúmenes, y se excluyeron 1072 artículos que no cumplían los criterios de la investigación. Se leyeron a completitud 91 investigaciones, de las que se descartaron 70 artículos, para seleccionar 21 que conformaron la muestra definitiva (Figura 1).

Esquema de búsqueda de la revisión.

Fuente: elaboración propia.
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Con los artículos incluidos, se construyeron dos tablas que resumen las principales características de estos. La Tabla 1, muestra los artículos relacionados con la sexualidad en personas mayores y, la Tabla 2, los estudios sobre el uso de tecnologías de información digital y comunicación en el mismo grupo de estudio. En ambos casos se consideró si hubo entrega de contenidos educativos y si existió o no, trabajo desplegado por actores de los sistemas sanitarios de salud u otros establecimientos relacionados.

Investigaciones sobre sexualidad en personas mayores.
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Investigaciones sobre metodologías educativas y uso de tecnologías de información y comunicación en personas mayores.
Ver tabla

La calidad de los estudios revisados en la investigación según la recomendación metodológica CASP [17,18,19,20,22,25,26,27,28,29,33,34,37] es alta, y las debilidades principales están en las reflexiones de los autores respecto de la relación con el objeto investigado y en la profundidad de los aspectos éticos tratados. Hay siete estudios que no están considerados por tratarse de investigaciones cuantitativas (Tabla 3).

Evaluación de la calidad de las investigaciones bajo la metodología CASP.
Ver tabla

Sexualidad y personas mayores

En general, la sexualidad es un tema importante para las personas mayores, en tanto existe una asociación entre vida sexual activa y una mejor calidad de vida personal y de satisfacción con la pareja [17,18,19,20,21,22,23,24,25,38].

López Ramos et al [18], observaron que la sexualidad está presente en las personas mayores entre el 60 y 79%, con mayor frecuencia en hombres que en mujeres, lo que concuerda con Sousa JEV et al [21]. Sin embargo, Wang V et al [39], encuentran cifras de actividad sexual en torno al 60%, pero sin diferencias entre sexos.

Respecto al interés por la vida sexual, Torres y Rodríguez [19] encontraron que más del 50% de las personas mayores estudiadas tenían interés por la actividad sexual, expresada como óptima cuando existía un mejor estado de salud. Sin embargo, Souza et al, mencionan que el interés sexual persiste a pesar de los síntomas ansiosos, depresivos u otros de salud mental encontrados [21,23,24].

Torres y Rodríguez analizaron hechos que influyen en la sexualidad de personas mayores, como la falta de apoyo para disfrutar la sexualidad en la intimidad, o el fin de la vida sexual en grupos institucionalizados. Ello concuerda con el pensamiento de mujeres mayores conservadoras católicas que ponen fin a la vida sexual con la viudez; para quienes la finalidad de las relaciones sexuales es la procreación, como deber sólo de mujeres casadas [19].

Condiciones físicas y psicosociales que influyen en la sexualidad de las personas mayores

Existe una relación entre la sexualidad y calidad de vida sexual, influida por diferentes factores biopsicosociales. López Ramos et al [18], encontraron diversas investigaciones en las que relacionan una mejor sexualidad con una mejor capacidad cognitiva, de memoria e inteligencia; y que la calidad de vida sexual depende de una mejor capacidad física y mental, lo que es concordante con los diferentes estudios de Souza et al, relacionados con los trastornos ansiosos y de salud mental [21,23,24,40].

A la vez, la evidencia demuestra la relación entre calidad de vida sexual y comorbilidades como causa de insatisfacción sexual. Entre estas destacan depresión, diabetes mellitus, hipertensión arterial, problemas osteoarticulares, vesicales, gastrointestinales, dolor y heridas crónicas, disminución en la visión, patologías de vejiga, cirugías mayores, menos energía y movilidad, deterioro cognitivo o demencia; condiciones como disminución lívido, lubricación inadecuada, dispareunia, disfunción eréctil, dificultades en la eyaculación, uso de hormonas y medicamentos, menopausia y sus cambios, entre otras [18,20].

Diferentes investigaciones han demostrado que una buena calidad de vida sexual en adultez mayor depende de una óptima salud física y mental, mayor educación y mejor ingreso económico, pareja estable, función cognitiva preservada, tener buena percepción de imagen corporal, hábitos saludables, estar en una relación estable hace menos de 5 años [18,21,23,24].

Mitos y creencias sobre la sexualidad en las personas mayores

Diferentes estudios mencionaron la existencia de mitos asociados a la sexualidad en la vejez [19,20,21,22,26,27]. Ricoy-Cano et al [20], analizaron la afectación de la imagen y el deseo sexual en personas mayores, producto de mantener relaciones sexuales activas y practicar la masturbación, en tanto se les consideraba personas asexuales.

Ricoy-Cano et al, también encontraron que mujeres con baja educación e ingresos económicos reducidos, eran educadas y obligadas a satisfacer sexualmente a los cónyuges, exacerbado por la influencia y estigmatización de ideas religiosas o estereotipos de género. Estas personas mayores relacionaban las enfermedades con fragilidad [41], ansiedad, discordia marital, aislamiento, alteración de las relaciones sexuales, insatisfacción y pérdida de la salud sexual.

Bortolozzi y Ramos [26], reafirman la visión social de “asexualidad” en este ciclo vital, lo que es el resultado de una historia regulada por códigos y estándares socio normativos y por mitos o creencias que afectan la salud sexual. Esto coincide con González y Guerrero [25] respecto de estereotipos de los que son objetos, que aunque sea reconocida esta importancia, el tema es invisibilizado por la sociedad y los consanguíneos.

Torres y Rodríguez [19] estudiaron personas mayores institucionalizadas, y analizaron las causas de la pérdida de libertad de la expresión sexual y el término de la vida sexual para evitar juzgamientos (familia y personal de los centros). En las mujeres mayores que seguían la doctrina de la Iglesia Católica, la finalidad de las relaciones sexuales era la concepción y no el placer. Este último se asociaba al deber de esposa más que el goce personal y de pareja.

Personas mayores, VIH/SIDA positivos y minorías sexuales

En general, las personas mayores VIH positivos se contagian previo a este ciclo vital y reconocen haber tenido poca educación preventiva por el personal de salud, donde el deseo sexual es vulnerado por la percepción de estigmatización de la enfermedad [19].

De igual forma, para Bortolozzi y Ramos [26] la edad media de las personas mayores con VIH/SIDA encontradas se ubicó entre los 60 y 69 años. Estas personas se contagiaban previo a este ciclo vital, con igual frecuencia entre hombres y mujeres, con diagnósticos tardíos, estigmatización psicosocial, agravados por factores de riesgo socioeconómicos y educativos, temor a la falta de confidencialidad e incertidumbre en la propia sexualidad.

Bortolozzi y Ramos analizaron la alta vulnerabilidad de las personas mayores a infecciones de transmisión sexual como el VIH/SIDA, quienes poseían escasa información y pérdida de la adherencia a las prácticas preventivas. Los profesionales de la salud invisibilizaban la vida sexual en la vejez; con falta de políticas públicas orientadas a programas preventivos y asistenciales para minimizar el aislamiento, soledad, miedo y vergüenza ante los prejuicios.

De Moura Sa et al [28], analizaron la importancia de la educación médica sanitaria en la adultez mayor. Para el caso de VIH/SIDA, otros autores describieron resultados efectivos con la validación de cartillas educativas para la prevención de esta enfermedad, preservación de la privacidad, aclaración de dudas y fortalecer conocimientos [42].

El personal sanitario y la formación en sexualidad de las personas mayores

Hay consenso en diferentes investigaciones respecto de la falta de preparación y de entrega de contenidos educativos de parte del personal sanitario. Ricoy Cano et al [20] exhiben datos respecto al bajo nivel de educación en sexualidad, placer, salud y seguridad sexual durante el envejecimiento en las personas mayores. Dichos déficits educativos para de Souza et al influyen en el envejecimiento acelerado, el deterioro de la salud mental y sexual [21,23,24].

Para Bortolozzi et al, la falta de educación, la incomodidad de solicitar atenciones de salud y las creencias erróneas de los profesionales de salud, aumentan la probabilidad de conductas sexuales de riesgo. Ello corrobora que las personas mayores piensen que el personal sanitario no se involucra en la salud sexual, no les educan ni atienden las preocupaciones y necesidades sexuales, y requieren acciones preventivas en salud sexual [26].

Por otra parte, Torres y Rodríguez [19], analizaron la falta de educación del personal médico en la vida sexual durante la postmenopausia, los que necesitan ser capacitados en habilidades comunicacionales para que respondan a tales inquietudes en la atención primaria de salud. La capacitación debe incluir aspectos sociales, económicos, psicológicos, cuestiones de género, calidad de salud y condiciones de educación, necesidades que Bortolozzi et al [26] también reconocen.

De igual forma, Navarro E [22] analizó lo encontrado por Moana B et al [43], sobre un grupo de enfermeras que, a pesar de la experiencia clínica, no tenían preparación para enfrentar una conversación en sexualidad con personas mayores. Este tema les generaba incomodidad, en tanto la preparación en temas de educación sexual se remitía a la anticoncepción y reproducción humana en pacientes más jóvenes, lo que concuerda con Horne M et al, respecto a la escasa formación del personal de enfermería y de atención de personas mayores en residencias [31].

Tecnologías de la información y comunicaciones en personas mayores

Según Navarro E [22], existe interés en utilizar nuevas tecnologías de información y comunicaciones orientadas a educar a las personas mayores, lo que incentiva a innovar en procesos de enseñanza-aprendizaje. En este punto es importante no obviar aspectos transculturales y multidimensionales de estas personas, de manera complementaria con el desarrollo de competencias de quienes capacitan, unido con la entrega de contenidos en un lenguaje sencillo a personas mayores, junto con el uso de tecnologías diversas (computador, DVD, folletos,) que estimulen y motiven con los contenidos enseñados [27,28,30,31].

Para Cardozo et al [27] el diseño de prototipos con interfaz adaptado a las necesidades de las personas mayores, permitió mejorar la interacción con las redes sociales por medio de tablets. Las redes sociales para Airola E [29] son un importante habilitador para el aprendizaje y uso de tecnologías como eSalud, donde pares y funcionarios de la salud cumplen un rol vital. Por su parte, Lindberg J, Lundgren A [37] declaran como seguras, flexibles, útiles para agendar horas, enseñar, entregar información, y realizar video llamadas y video consultas.

Sin embargo, se han identificado barreras para el uso de tecnologías que se relacionan con el nivel educativo de las personas mayores y con el aprendizaje de nuevas tecnologías. Algunas barreras frecuentes en el aprendizaje y uso de las tecnologías en salud fueron problemas cognitivos y auditivos, la falta de conectividad, desarrollo de interfaz simples, falta de señal o wifi, ausencia de capacitación previa, la falta de empoderamiento y profesionales de salud no comprometidos [27,28,29,36,37].

La evidencia también mostró la importancia y efectividad de las tecnologías en entornos rurales. No obstante, también presenta limitaciones propias de la salud de personas mayores como las barreras de acceso, la complejidad en el uso e incorporación a la vida diaria, el diseño y funcionalidad de las tecnologías que no siempre responden a las necesidades de las personas y la falta de autonomía, entre otras [29,30,37].

Existe una brecha de investigación y producción científica con déficit en materias de tecnología orientada a la educación de las personas mayores, con falta de inversión en innovación y evaluación de soluciones tecnológicas. Por ejemplo, hay brechas demostradas de acceso a tecnologías educativas en estos grupos de interés que tienen demandas en materia de salud sexual [29].

Hay escasas intervenciones en personas mayores que promuevan el envejecimiento activo y saludable con nuevas tecnologías, además de posibilitar el aprendizaje, la memorización y la construcción de habilidades específicas. En esta línea, está la educación sexual a grupos dirigidos para difundir información y reflexionar sobre la importancia de prevención de VIH, con entrega de folletos utilizados como material pedagógico en el mismo tema [26].

El soporte telefónico es una tecnología útil que mejora la cobertura de población, disminuye barreras de acceso geográficas y económicas, otorga cercanía y acompaña la relación profesional con las personas mayores [28].

En entornos rurales, el acceso a tecnologías mejora la vida diaria, promueve actividades sociales, actividad física y envejecimiento positivo, entre otros. Además, permiten informar diferentes actividades programadas, entregar noticias o difundir información de las redes en las que participan los grupos personas mayores, y tomar decisiones en atención de salud [29,30,37].

Discusión

La investigación demuestra que la sexualidad en las personas mayores es un tema invisibilizado a nivel social, con baja participación desde las políticas públicas en salud y con falta de preparación del personal sanitario.

Las limitaciones del estudio son no haber tomado un período de tiempo más largo aplicado a otras bases de datos de producción de literatura científica, y no haber encontrado estudios cuantitativos que permitiera analizar heterogeneidad y sensibilidad de los estudios, sobre todo porque hay investigaciones que no son de acceso abierto. Ello impide generalizar resultados en investigaciones como estas.

A pesar de las limitaciones, los resultados encontrados muestran una realidad actualizada de la sexualidad en la adultez mayor, relacionada con calidad de vida sexual, la discriminación, relación con el personal sanitario, acceso a tecnologías y entrega de contenidos educativos, en sintonía con la pregunta y objetivos que la investigación responde.

Diversas investigaciones y autores corroboran la importancia que la sexualidad tiene en este grupo de estudio, en tanto es parte de la calidad de vida sexual, entendida como relaciones de intimidad en pareja, con o sin coito, donde además destacan aspectos emocionales, caricias, apoyo, masturbación, entre otras [17,18,19,20,21,22,23,24,25,26,27,28,38,39].

Si bien la sexualidad de este grupo de estudio es una necesidad develada, no es menos cierto que existen estigmatizaciones sociales en contra [18,26,44]. La OMS ha puesto el acento en el informe mundial de “edadismo”, entendido como los estereotipos, prejuicios y discriminación dirigidos contra otras personas o autoinfligido por razones de edad. En este caso, se dirigen a personas mayores y que se exacerba por problemas de salud mental, deterioro cognitivo progresivo [40] o discriminación interseccional [45].

El edadismo se observa en instituciones públicas y privadas, que crean y perpetúan disparidades entre grupos sociales, donde los cambios individuales no permiten abordar el edadismo por sí solos. Ello tiene efectos económicos y en la salud de las personas [44,46].

La sociedad y las organizaciones toman conciencia en la actualidad para minimizar los efectos de la discriminación por edadismo o por diferentes condiciones de salud [19,26]. Sin embargo, existe discriminación en personas mayores por parte de profesionales de la salud [47], o hacia minorías sexuales como lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT +), por lo que urgen políticas públicas de inclusión a partir de esta información científica [48,49].

La existencia de mitos y creencias sobre la sexualidad de las personas mayores son una realidad, que están asociados a diferencias socioculturales, económicas, etnográficas, educativas y religiosas, entre otras. Todo esto convive con el personal de salud poco capacitado, con brechas sanitarias preventivas y asistenciales en la materia [18,19,20,21,22,26,27].

En lo asistencial, el personal médico o sanitario evaden temas de salud sexual, y a veces lo tratan de forma general a partir de otras consultas en salud, con déficits en la orientación y entrega de contenidos educativos [18,19,20,21,22]. Esto es concordante con la falta de preparación o capacitación [43,50], o con actitudes negativas que generan barreras importantes en el abordaje de la sexualidad o salud sexual de las personas mayores [18,19,20,21,22,51].

En complemento, se deben generar programas que mejoren el bienestar sexual y el impacto social en salud de las personas mayores, a través de las determinantes sociales intermedias. Por ejemplo, esto se puede conseguir a través de empresas sociales [52], o con ciudades inteligentes que mejoren la calidad de vida, la sostenibilidad, las oportunidades, el acceso, movilidad y conectividad en los diferentes países de todo el mundo [53].

Las innovaciones en tecnologías digitales son útiles cuando se superan los problemas de conectividad, lo que mejora la vinculación con el medio social, comunitario y familiar a través de redes sociales e innovaciones con tecnología robótica e inteligencia artificial. Estas tecnologías son usadas en smartphones, tablets, computadores personales y/o hogares inteligentes [25,32,33,34,35,37,50,54], y fueron de gran utilidad durante la pandemia por COVID-19 [36,51].

Los desafíos del Siglo XXI que están relacionados con las personas mayores cobran fuerza en medio de una complejidad social que aumenta. En este contexto, las universidades y los sistemas sanitarios de los países tienen el desafío de generar políticas públicas acordes al aumento de las expectativas de vida de las personas mayores. Esto, para mejorar la calidad de vida, el bienestar biopsicosocial y donde la salud sexual debe ser tomada en cuenta, en tanto es un derecho humano a considerar en este grupo etario. En consecuencia, se coloca un dilema bioético importante como tema de reflexión.

Por lo anterior, es necesario poner en la agenda social el tema de la sexualidad de las personas mayores como parte de las políticas de envejecimiento activo y saludable. Se debe realizar con perspectiva interseccional [55,56], para abordarlo desde distintos enfoques, disciplinas e integralidad.

Al confrontar los resultados encontrados con los objetivos y pregunta de investigación, se pudo conocer investigaciones con evidencia actualizada respecto de diferentes aspectos de la sexualidad de las personas mayores. Sin embargo, las acciones educativas y preventivas enfrentadas con tecnologías digitales en la materia es de baja efectividad, por cuanto en general, los escasos estudios encontrados en el período analizado, muestran que se llega a una baja cobertura poblacional de personas mayores según los objetivos trazados en la investigación.

Conclusiones

La sexualidad en la adultez mayor es un tema emergente a nivel mundial, que debe ser parte de políticas públicas en salud, ya que se relaciona con el bienestar y la calidad de vida sexual de las personas mayores. Este segmento de la población merece un trato humanizado, con menos edadismo, más inclusividad de las minorías sexuales y etnoculturales que desean vivir una sexualidad libre, con mayor reconocimiento a la intimidad y las prácticas sexuales.

Las innovaciones tecnológicas son en la actualidad parte de la vida diaria de las personas mayores. El acceso a tecnologías mejora la vinculación con el entorno socioambiental y ecosistémico, potencia las redes sociales donde participan con temas de salud, y donde la salud sexual no debe ser la excepción.

La investigación demuestra la escasa evidencia que existe sobre prácticas educativas en temas de sexualidad en la vejez de parte del personal sanitario. Esta brecha aumenta con el bajo desarrollo tecnológico en el área. Ello nos lleva a reflexionar sobre la formación del personal sanitario en esta materia, ya que la necesidad existe y desafía a innovar en lo asistencial, educativo, preventivo y promocional, respecto de las formas tradicionales, con un rol protagónico en lo inter y transdisciplinar.

La práctica laboral de los profesionales de las ciencias de la salud debe mejorar en el primer nivel de atención. Esto es imperativo a partir de una óptima atención de las necesidades de salud sexual de las personas mayores, desde una perspectiva biopsicosocial y centrada en la persona mayor.

Se requieren investigaciones que profundicen esta búsqueda. La entrega de conocimiento en sexualidad de las personas mayores debe realizarse en el pregrado de carreras de las ciencias de la salud y en las especializaciones de posgrado, como programas de sexología, gineco-obstetricia, gerontología, medicina de familia; así como en sociedades científicas relacionadas.

Se requiere más evidencia a nivel nacional sobre cuál es el nivel de acceso y resolución de demandas de atención en sexualidad de las personas mayores en la atención primaria de salud y el primer nivel de atención, en tanto la evidencia internacional muestra barreras a este nivel.

Se sugiere que la comunidad científica profundice investigaciones en sexualidad de las personas mayores en los contextos de educación médica universitaria, a nivel de sistemas de salud con énfasis en el primer nivel de atención y en espacio territorial-comunitario.

Finalmente, es necesario aunar esfuerzos de investigación, cooperación y vinculación entre instituciones que produzcan estrategias y resultados en el territorio, para un mejor abordaje de la sexualidad de las personas mayores en lo educativo, lo asistencial, la inclusión social y comunitaria.